Madre y dos hermanas de docente asesinada declararán en …

Tribunal dio lugar a la querella y no verán al acusado Juan Soto

El tribunal que juzga a Juan Soto por el crimen de su exesposa Verónica Romero resolvió ayer en la quinta audiencia que la madre y hermanas de la víctima declaren en las instalaciones de la cámara Gesell, a raíz del planteo formulado por la querella advirtiendo del daño que ocasionaría a las testigos que están bajo tratamiento psicológico ver al acusado en la sala. La prueba será el lunes a las 16.30 en el juzgado del Menor y la Familia.

Finalmente la Cámara Tercera en lo Criminal de Resistencia resolvió tras el planteo de la abogada querellante Lorena Padován en la audiencia del 21, que la madre y las dos hermanas de Verónica Gladyz Romero (38) declaren en la sede del Juzgado del Menor y la Familia, en Las Heras 326.

Será el lunes 27 a partir de las 16.30 y tendrán que comparecer Teresa Imperio Díaz, Cristina y Gisela Romero, las cuales atestiguarán en un recinto y en otro estarán todas las partes, incluso Soto con sus defensoras, quienes podrán preguntar por un intercomunicador. Si bien se todo se desarrollará dichas instalaciones, no se aplicará el sistema de testimonios para menores de edad, ya que no será grabada y tampoco habrá un psicólogo en el ámbito.

El Tribunal resolvió proteger a la familia de la víctima y dispuso las instalaciones de la cámara Gesell para que declaren.

La medida apunta a preservar la integridad de las deudas. La cámara Gesell es una habitación acondicionada para permitir la observación con personas. Está conformada por dos ambientes separados por un vidrio de visión unilateral, los cuales cuentan con equipos de audio y de video para la grabación de los diferentes sucesos, pero en esta ocasión no serán usados.

Por otra parte, en la sexta audiencia, a las 8, se esperan los testimonios de dos peritos del Instituto de Medicina y Ciencias Forenses (Imcif) del Poder Judicial.

La de ayer fue una jornada negativa para las pretensiones de la defensa que no pudo evitar que Juan Soto (41) quede excluido de la sala cuando atestigüe la familia de la víctima. Además se oyeron tres testimonios, los cuales no favorecieron al hombre acusado de “homicidio calificado con las agravantes por el vínculo, de acuerdo con el artículo 80, inciso 1º del Código Penal”.

En un rol activo desde el comienzo del debate oral y público del fiscal Jorge Gómez, que fue designado por la Procuración General para sostener la acusación junto a su par Héctor Valdivia, la primera en exponer fue la psicóloga de la Policía del Chaco Araceli González, quien trazó un informe negativo sobre el exesposo de la profesora en lengua, a quien entrevistó el 27 de marzo de 2013, en una oficina del departamento de Investigaciones Complejas.

El tribunal compuesto por Elda Torresagasti, María Susana Gutiérrez y Osvaldo Verón se reunió media hora más tarde de lo previsto, dando lectura a lo resuelto sobre el planteo de la querella y posteriormente ingresó la psicóloga policial.

Mucha acción por parte de los fiscales Héctor Valdivia (izquierda) y Jorge Gómez en la sexta audiencia.

 

Tiene algunas características psicopáticas

La psicóloga González declaró que Juan Soto “no puede adaptarse a las normas establecidas a nivel cultural, no puede controlar sus impulsos y sus emociones, no puede pensar antes de actuar”, simplificó el tecnicismo que usó durante la etapa de investigación, cuando el fiscal Valdivia lleva adelante la causa.

Lapidario informe de una psicóloga de la Policía sobre el perfil del acusado Juan Soto.

 Así agregó que “no necesariamente las personas con esas características no necesariamente tienen conflicto con la ley, pero es común que tengan pequeñas conductas cotidianas de infracción, como cruzar semáforos en rojo o evitar conductas establecidas por una ley”.

Al ratificar que el acusado es “una persona fría y calculadora”, dijo que “no involucra sus emociones a la hora de tomar decisiones sino que toma a los demás como objetos y no como personas, va calculando las situaciones para ver cuál es su convivencia”. Para la profesional el acusado “calcula bien lo que le conviene y lo que va a hacer”. Así sostuvo que el imputado “cosifica a las personas a fin de logar sus determinados objetivos”.

Acerca de la charla mantenida cuando ya se hallaba detenido tras la aparición del cuerpo de Romero dentro de su auto, la psicóloga declaró que notó “cierta situación de ansiedad y no de angustia, contaba algunos cuestiones y observaba al entrevistador para saber qué información dar o no”. Debido a que Soto no aportó muchos detalles, la entrevista “fue bastante trabajosa”, según González, quien también lo definió como alguien que posee “frialdad que vendría a ser una persona con anestesia emocional”.

En otro tramo resaltó que presenta características de “personalidad narcisista, tiene determinadas dificultades a nivel emocional para ponerse en el lugar de otra persona, que si coinciden con algunas características psicopáticas”.

La psicóloga sobre el perfil narcisista detectado en el imputado lo relacionó a “la constitución de la persona que tiene que ver cómo fue tratado en sus primeros años de vida y como Soto se fue constituyendo como persona, si pudo o no establecer vínculos sanos en su formación”.

Luego la psicóloga respondió las preguntas de las defensoras Zulema Quiroga y Patricia Aleksich, las que pusieron en dudas el estado en que fue entrevistado Soto, ya que llevaba más de doce horas detenido y sin comer, además tampoco se le había dispuesto un defensor, dijeron ayer en la sala.

Por otro lado, cuestionaron que su defendido no haya sido notificado de la entrevista con la especialista y si constaba alguna autorización por escrito y firmada por el imputado. A lo que González admitió que ese oficio no se concretó ya que Soto accedió al diálogo con ella.

 

Amigo hace caer la coartada de la caminata en la plaza

Miguel Robledo se definió como amigo del imputado Juan Soto y fue el tercer testigo aportado al juicio oral y público. Se veían seguido y tenían confianza en la mayoría de los temas, aunque una vez preso nunca más lo volvió a ver. Así abrió su testimonio el esposo de la mejor amiga de Verónica Romero, quien también deberá declarar próximamente.

De lo más importante surge que el día de la desaparición, entre las 12 y la 1 de la madrugada, su mujer le pidió que llamara a Soto para preguntarle si no sabía nada de Verónica. Lo llamó y no atendió. Le devolvió la comunicación minutos después para preguntarle qué necesita.

Según Robledo, le hizo saber que Romero no había regresado a su casa por lo que Soto le contestó qué pretendía hacer. “Vamos a buscarla”, le propuso el testigo por lo que accedió sin problemas, aunque tuvo Soto que pasarlo a buscar. En ese momento el acusado ya dormía, cuando horas antes su exsuegra Teresa Imperio Díaz le hizo saber lo que estaba pasando.

Una vez reunidos los dos, se pusieron a buscarla por el hospital y algunos sanatorios y en ese trayecto Soto le dijo a Robledo: “Me duele el dedo porque me corté”, sin que éste le haya preguntado al respecto.

Otro punto gris en la situación procesal del único sentado en el banquillo es que según uno de los mejores amigos, si bien acostumbraban ir con la familia al aeropuerto o a pescar cada tanto, nunca compartieron alguna actividad física. Clave este dato ya que la coartada de Soto es que el 26 por la noche salió a caminar o trotar por la plaza España, algo que tampoco pudieron acreditar las dos sobrinas que vivían con él en José Mármol 458, departamento 5, en planta baja.

En su detallado relato de la vida que tenían Soto y Romero, dijo que en la casa nunca vio nada fuera de lo normal y que se había enterado por medio de su esposa de que Verónica tenía unos hematomas en los brazos porque había pasado algo en la casa de la amante que tenía su amigo.

Planeaba todo

También la definió como alguien “muy estructurada” y que siempre “planeaba todo”, en referencia a lo cotidiano, sea la familia, hijas y trabajo.

Ya terminada la búsqueda en la madrugada del 27, Soto le ofreció ir hasta la casa de la suegra, donde también estaban las hijas. En la desesperación del momento no pudo obviar el cuadro terrible de una de las menores que acudió a su papá llorando y con dolor de estómago, a lo que Soto, “acariciándole el pelo, le dijo que no se preocupara, que mamá va a volver”. También contó que quiso darle un remedio “y una vecina desconfió y no dejó que Soto le dé ese remedio”.

Robledo llevó al debate el recuerdo de una charla que tuvieron ese día sobre si sabía la existencia de novio o amante que podría tener Verónica, a lo que respondió que ella, el día que se vieron por última vez, le comentó que tenía “una cita a la tarde en la UNNE”, sin saber cuál era el motivo.

Finalmente, Robledo afirmó que cuando ambos estuvieron hasta las 4 de la madrugada en esa búsqueda, en ningún momento Soto intentó llamar a Verónica. Cerca de las 9 del 27, se enteró por su esposa de que habían hallado el auto en Las Heras y Seitor.

 

Una maestra confirmó que Verónica fue citada por su ex

Alicia López era amiga y compañera de Verónica Romero y confirmó que el día que la maestra despareció, cerca de las 13, vio a ella y Juan Soto dialogando en la entrada del colegio.

“Lo vi, pasé por su lado e ingresé en el colegio”, recordó. En el primer recreo, Romero le confesó a la testigo que Soto la invitó a charlar después de la salida del trabajo.

Según la testigo, “ella no sabía cuál era el tema que quería hablar, pero le pidió que no estén las hijas, porque tenían que hablar cosas de ellos”. López admitió que su amiga se expresó “sorprendida porque no esperaba la presencia de él y me contó que después de las 17.15, cuando salía del colegio y llevaba a las nenas a su casa se iban a encontrar”.

Dijo desconocer si Soto le indicó algún lugar puntual para reunirse, aunque insistió que el acusado le recomendó a su exmujer que no acuda con las hijas. Recordó haberle dicho a Verónica que ese encuentro que tuvo afuera de la escuela tal vez se debía a las intenciones de Soto de volver a estar con ella, ya que llevaban meses separados. Sin embargo la posibilidad quedó descartada por la víctima: “No, yo no quiero volver, estoy bien como estoy ahora”, le contestó a López.

La testigo mencionó que si bien nunca presenció violencia entre ambos, supo por Romero que una vez tuvo un fuerte altercado al enterarse de que Soto tenía una novia.

“Tuvieron discusiones verbales y en el domicilio de Verónica” y detalló que el ámbito laboral se enteró después de las vacaciones de invierno de 2013 que Romero se había separado, aunque antes la mujer debió pedir licencia médica porque “estaba depresiva y lloraba al enterarse de la infidelidad”.

“Verónica siempre contó que las discusiones con Soto existían porque la novia de él la molestaba por computadora (Facebook) o la llamaba”.

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