Centro María Cristina ampara a adolescentes con discapacidad

El festival folclórico por el décimo aniversario del Centro María Cristina, realizado hace dos semanas en el hogar. | Foto: Gobernación -     Los Tiempos

El festival folclórico por el décimo aniversario del Centro María Cristina, realizado hace dos semanas en el hogar. | Foto: Gobernación - Los Tiempos

Multimedia

  • Galería de fotos (5)

El Centro María Cristina, especializado en atención de niños y adolescentes con discapacidad intelectual, cumplió 10 años de servicio bajo la administración de la Gobernación. Es el único que brinda un servicio integral y gratuito a esta población con la misión de incluirlos y fortalecer sus capacidades laborales, según un informe de la Unidad de Comunicación de la Gobernación.

La institución informó que el Centro María Cristina, según quienes trabajan allá, surgió durante la Guerra del Chaco, entre 1935 y 1940, la construcción perteneció a religiosas que atendían a los huérfanos de quienes combatían en la guerra, fundamentalmente mujeres. Con el transcurso de los años, el centro fue transferido a la Prefectura, hoy Gobernación, manteniendo desde la década de los 30 el nombre de María Cristina.

 

Diez años de trabajo

Cumplir diez años siempre es motivo de felicitación y más cuando aflora la labor profesional de los trabajadores y la ilusión y de superación de los internos, que luchan cada día por su integración social y familiar.

Edwin, Patricia, Carolina, Inés, son, por citar algunos nombres, personas que están a lo largo de estos diez años de existencia en el Centro María Cristina y que han conseguido unos niveles óptimos de integración y desarrollan una vida casi normal, más allá de sus discapacidades.

Estos logros y muchos más, han sido posibles gracias a la conjunción de dos factores esenciales, en palabras de la directora del centro María Cristina, Ruth Covarrubias: “Por un lado el trabajo, apoyo y colaboración del equipo de profesionales, cuya calidad humana y profesional resaltan”. Siguió: “También por la ilusión de los internos, su vitalidad y su esfuerzo, que constituyen un ejemplo permanente de superación personal, nuestra guía y referentes diarios”.

El Centro María Cristina depende del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) de la Gobernación y alberga a 68 internos que tienen discapacidad intelectual. El centro presta atención integral con asistencia profesional en educación, medicina, odontología, psicología, psiquiatría y alimentación.

El centro cuenta con un equipo de 39 profesionales que está al cuidado de los internos, una directora, un administrador, 12 educadores en dos turnos, tres profesionales de enfermería, una odontóloga, una psicóloga, una trabajadora social, una psiquiatra y un fisioterapeuta. Además de seis personas que se dedican a limpieza y alimentación.

“Esta casa representa un avance extraordinario, sobre todo para las personas que tienen serias dificultades para realizar actividades de la vida diaria. Calidad y calidez son la base de nuestro trabajo y se busca reinsertarlos a sus familias o encontrarles un trabajo”, explicó la directora.

María Cristina se concibió para atender a adolescentes con discapacidad intelectual de entre 12 y 18 años. El presupuesto de funcionamiento, según la directora, es de 2,5 millones de bolivianos para 2015 y contempla ítems para recursos humanos, medicamentos, alimentación, vestimenta, residencia, atención médica y servicios básicos.

La psicóloga Zelmira Cardozo sostuvo que se les enseña habilidades para la vida, desde vestirse y alimentarse solos, “hay chicos que no saben hacer nada, porque vienen de la calle , se los recoge abandonados”, dijo.

 

El día a día en el hogar es un reto

Los 50 adolescentes con discapacidad leve y moderada internados en el Centro María Cristina realizan actividades cotidianas. Se levantan, bañan, visten, tienden sus camas, desayunan y cooperan en la limpieza.

Asisten a clases donde pasan materias básicas con 12 educadoras, tienen talleres, una sala de juegos; sala para rehabilitación, sala de medicina y consultorio donde se atiende a los jóvenes internos en caso de que se hagan daño.

Cuentan con un patio en el que juegan fútbol, que es lo que más les gusta a los hombres. Cinco mujeres entre los 18 y 22 años salen a trabajar, han sido capacitadas en limpieza; otro grupo de 15 varones, asiste a centros especializados donde pasan cursos de capacitación para ser insertados en el mercado laboral.

 

EXPRESIONES

RUTH COVARRUBIAS, DIRECTORA MARÍA CRISTINA

“No hay duda de que hay avances”

Esta casa representa un avance extraordinario, sobre todo para las personas que tienen serias dificultades para realizar actividades de la vida diaria en el hogar. La calidad y calidez son la base de nuestro trabajo y se busca reinsertarlos a sus familias o encontrarles un trabajo. No hay duda que vivimos en una sociedad más justa, con más conciencia, capaz de proteger a los más desfavorecidos, pero no olvidemos que queda mucho por hacer, hay muchas barreras por derribar.

 

ZELMIRA CARDOZO, PSICÓLOGA

“Se los trata de incluir a todos”

Hay chicos que no saben hacer nada, porque vienen de la calle, se los recoge abandonados en los basureros, o vienen de familias con tanto problema, que la verdad es que cuando nace un chico especial lo desechan, son objetos que no sirven, los dejan en la calle y el Sedeges se encarga de ellos. Hay 22 internos que tienen discapacidad leve y se los trata de incluir en las actividades del centro, como la limpieza, cocina, lavandería, cuidado de sus compañeros, son independientes.

 

EMILIANA VILLCA, TRABAJADORA SOCIAL

“Somos una familia grande”

Nos dicen tías para generar un clima de confianza con los jóvenes, somos una familia grande y como no tienen parientes que los visiten, nosotros asumimos ese rol de protectores.

Hemos logrado ubicar a cinco familias a través de los medios de comunicación, pero después es difícil, porque son jóvenes abandonados; lo lamentable es que hay familias que saben que sus hijos están en el centro, pero no asumen esta responsabilidad.

Leave a Reply