Ayuda al cuidado de mente y cuerpo con terapia animal


La demostración de que la terapia animal funciona se remonta a los años sesenta cuando el psiquiatra Boris M. Levinson confirmó los efectos positivos que producían los animales en niños con alteraciones psíquicas y físicas. Una eficacia que destacan la psicóloga Carmen Castro,  perteneciente a la asociación “Hydra”, y la psicopedagoga  Ana Villalobos, de la Asociación  Española de Terapias Asistidas con Animales y Naturaleza (Aetana).

“Hydra” es una asociación de asistencia y terapia con animales, con sede en Getafe (Madrid), que trabaja especialmente con perros. La psicóloga Carmen Castro asegura que estos animales pueden “hacer sonreír a quienes en la vida lo han hecho” y eso se debe a que estas personas responden mejor a este tipo de vínculo, sobre todo, porque una mascota “te mira y nunca te va a juzgar“.

Existe un abanico muy amplio de casos en los que se aplican estas terapias ya que cada vez aparecen más enfermedades raras. La psicóloga apunta que sobre todo se aplica en “personas autistas, en mayores con falta de comunicación o depresión e incluso para superar las propias fobias a los animales”.

Terapia social versus terapia sanitaria

Carmen Castro distingue entre la terapia de tipo social y terapia sanitaria: “La primera se aplica normalmente en residencias de mayores con el objetivo de romper la rutina en las actividades cognitivas que realizan a diario, mientras que la segunda trata algunos problemas como la depresión, las conductas disruptivas o la falta de comunicación”.

Las actividades asistidas por animales se desarrollan en entornos diferentes con el fin de ofrecer motivaciones y beneficios lúdicos que mejoren la calidad de vida. Son desarrolladas por profesionales, asistentes y voluntarios.
La terapia asistida por animales  es una intervención orientada a un objetivo concreto. Es un proceso analítico,  documentado y evaluado. Estas terapias son llevadas a cabo por profesionales.

El trabajo de Hydra

Hydra trabaja con 28 perros adiestrados, “todos ellos abandonados y con unas características y comportamientos específicos a cada caso” para la realización de estas terapias, que se pueden  impartir mediante actividades colectivas en residencias, asociaciones, centros especiales e incluso se pueden recibir de forma individual a domicilio dependiendo de la disponibilidad de cada paciente.

Lo habitual es entrevistar al afectado y a su círculo familiar para determinar el método adecuado y asignar el perro idóneo. Los ejercicios que deben hacer se transmiten también a la familia con el fin de que no se dejen de trabajar los aspectos aprendidos.

Normalmente, los perros más utilizados para estas terapias son los de raza golden, labradores o galgos, aunque Hydra valora las características del perro en sí mismo. También se hacen terapias con otros animales más curiosos como las aves, los conejos, los gatos, las ardillas e incluso los delfines y los leones marinos.

Una niña junto a un perro de los que forman parte del proyecto “Lo que nos animales nos enseñan”. EFE.

“El perro no es un juguete”

Para conocer con todo detalle en qué consisten estas terapias acudimos a un proyecto que inició su andadura hace siete años en el Colegio Público de Educación Especial María Montesori de Parla (Madrid) denominado “Lo que nos animales los enseñan”. Su directora Ana Villalobos asegura que “la motivación que aporta trabajar con animales no te la aporta nadie”.

No obstante, el progreso de cada alumno sería muy complicado si no fuera por el trabajo que hacen todos los profesores de las diversas áreas; “se podría decir que la terapia animal constituye un complemento que motiva muchísimo”, apunta la también diplomada en Educación Especial, licenciada en Psicopedagogía y miembro de la Asociación  Española de Terapias Asistidas con Animales y Naturaleza (Aetana).

El principal mensaje que se enseña a los más pequeños mediante las terapias que reciben en el colegio es que “el perro no es un juguete” y el establecimiento de un vínculo con ellos, de manera que las actividades que aprendan en el centro sean generalizadas en la vida diaria.

Actividades de las terapias

En este colegio todos los niños tienen una discapacidad mental en mayor o menor grado, como por ejemplo el autismo que puede ir acompañado de discapacidades físicas como la  sordera o la ceguera, pero también hay niños con dificultades intercomunicativas relativas al lenguaje oral y funcional.

“Muchos papás nos dicen que gracias al trabajo que hacemos aquí en el colegio con los perros, sus hijos han mejorado su relación con otros animales y -por ejemplo- han progresado, entre otros cosas, en cuanto a la espera por turnos”, manifiesta Villalobos.

No obstante, para conseguir los objetivos establecidos para cada uno de los niños, cuentan con una adaptación curricular individualizada y cuidan mucho el bienestar del animal porque su metodología consiste en acercar al perro progresivamente en tres fases: presentación, acercamiento y contacto.

Ejemplo de algunas de las terapias. EFE.

Según Ana Villalobos, estos son algunos de los métodos realizados en las terapias:

Iniciación a la lectura y escritura.- Con los alumnos que inician su aprendizaje en este ámbito, el perro ofrece su ayuda repartiendo las letras a los niños para que formen palabras.

 El turno de espera o los seguimientos visuales.- Muchas veces se utilizan telas con las que tapar determinados elementos para que el perro los vaya descubriendo y otras veces se acuden a métodos más básicos como lanzar un objeto para que el perro vaya a por él.

Fobias.- Hay ciertas personas que debido a su nivel cultural o por diversas causas, presentan fobias hacia los animales y para conseguir que superen esto, se trabaja en la gestión de las emociones porque no se puede nunca obligar, en este caso, a un niño a que se acerque a un perro cuando no quiere. “Hemos conseguido muchos logros, ya incluso nos preguntan por los perros”, matiza Villalobos.

Educación.- Los niños más autónomos pueden también ayudar en el adiestramiento del perro. Para conseguir esto, los terapeutas, les indican a los niños mediante una serie de pictogramas los pasos que deben seguir para aprender a adiestrar al perro utilizando también algunas herramientas como el clicker (un pequeño dispositivo que hace un ruido cuando se presiona una lámina dispuesta para tal efecto).

Con las experiencias de Hydra y Aetana se llega a la conclusión de que recibir una terapia con animales puede ser muy saludable e incluso tener una mascota en casa podría dar muchos beneficios pero, antes de tomar una decisión tan importante, la psicóloga Carmen Castro sugiere que se consulte a un especialista.

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