Violentar no es amar

La violencia contra las féminas muchas veces se naturaliza con falsas creencias como "entre marido y mujer nadie se debe meter", "ella se lo buscó" o a "esa le gustan los golpes", pero constituye un irrefutable problema social.
El golpe en la mejilla femenina es una verdad punzante. Y aún con los intentos de políticas y entidades, no logra visualizarse como el problema social que constituye. No se percibe cabalmente el rastro de dolor que va dejando, las frustraciones, los sueños lacerados, el miedo a la vida. Los diferentes tipos de agresión, ya sea intrafamiliar o de género, implican daño, sometimiento, no son un mal menor como algunos intentan simplificar a conveniencia.

La doctora Mareelen Díaz Tenorio, especialista del grupo capitalino de reflexión y solidaridad Oscar Arnulfo Romero, abanderada por todo el país de abogar por la no violencia contra la mujer, alumbra desde su vasto conocimiento psicológico las implicaciones de este tema en la vida social.
"A las damas -asegura la doctora Díaz- el sometimiento nos llega por todas partes aunque es más frecuente en el ámbito familiar y de pareja. Y la causa está en nuestra historia, en el decurso de las relaciones patriarcales que desde niñas nos mostraron que el hombre manda y la hembra obedece.
"La agresión ha sido aprendida por la sociedad y se nos ha colado hasta las entrañas, por eso nuestra meta estriba en conocer, visualizar estas manifestaciones producto del machismo y de posiciones estereotipadas como un flagelo, una vez que se logre este conocimiento puede ser desaprendido el maltrato."
La voz de Elia Marina Brito marca hitos entre los tuneros en defensa de las mujeres. Esta psicóloga que preside la Comisión Provincial de Educación Sexual, puntualiza que la temática se trabaja desde el programa de Salud Mental con una perspectiva de géneros y derechos, no solo como un flagelo sino también como un problema de salud.
"A lo largo de estos años –comenta Elia- a mi consulta han llegado muchachas muy jóvenes con historias cruentas, violaciones, maltratos; y es doloroso observar cuánto les cuesta confesar los agravios sufridos, como a flor de piel están signadas por una culpa incierta y más que víctimas se sienten responsables."
Muchos mitos se han entrelazado en torno a este tema, cual excusas para justificar la agresión. El alcohólico es violento porque quiere serlo, el ron solo le desinhibe, pero solo en su conducta está el abuso y la falta de escrúpulos.
Algunas mujeres por su parte asocian los celos, las prohibiciones y los maltratos con exceso de amor, "mi marido es así porque me quiere mucho, él se vuelve loco, se ciega". Pues se equivocan, aquello de "quien bien te quiere te hará llorar" es una falacia inmensa.
La doctora Mareelen Díaz aseguró a 26digital que la demencia solo es la causa en el 10 por ciento de los casos de agresión contra la mujer. El loco seguramente se pelearía con todos y no tendría la astucia de escoger a un rival mucho más débil para descargar su rabia.
"Alcohólicos, supuestos locos y amores que matan son solo mitos, la realidad es que la violencia ha sido conocida, símbolo de las relaciones de dominación, de un arriba y un abajo. Violentar nunca es amar", enfatiza la psicóloga.

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