Una terapia para cerrar las heridas de la guerra

Javier Delgado es un joven que a sus 26 años ha estudiado dos carreras, pero no ha concluido ninguna. Primero ingresó a Ingeniería Civil y después de tres años de estudios decidió dar un giro radical y decantarse por la Comunicación Social, carrera en la que se quedó estancado también en el tercer año.  "Siempre he sido muy fugaz en mis cosas, en mis planes, en mis proyectos. No soy consistente", dice.

Después de múltiples visitas sin resultados a varios psicólogos, Javier encontró en las llamadas constelaciones familiares algunas respuestas que andaba buscando. "He empezado a tener una visión distinta. Es un proceso de revisarse, de ver la historia. Te confronta con vos mismo y te ayuda a reconstruir  las percepciones o el filtro que tenés para ver la realidad", expresó el joven.

Se trata de una terapia que intenta brindar una perspectiva generacional a los problemas psicosociales. Fue creada hace más 30 años en Alemania por Bert Hellinger y desde entonces se ha expandido por el mundo. "Es un método que parte de que todo lo que nos pasa tiene que ver con la historia y con la familia de donde venimos, pero a la vez esa familia creció en un contexto,  te ayuda a ver que vos no sos una isla y que la historia de tu familia impacta tu vida", explica la doctora en Psicología Martha Cabrera, una de las grandes impulsoras de esta terapia en Nicaragua.

El método funciona de manera grupal. Se organiza en torno a una persona, a quien se le pide que elija entre los asistentes un representante de su mamá, su papá, su entorno cercano y alguien que los personifique a ellos mismos. El 'constelador' va guiando a los que entran en la escena, que a su vez tienen libertad para decir como se sienten en el papel que representan.

Conforme se van haciendo preguntas sobre la historia familiar a la persona que está siendo 'constelada', también se expresan las sensaciones de quienes son los representantes de la familia, y así se van develando las razones de los conflictos.

"El tema era mi proyecto de vida, se me pidió elegir representaciones de mi papá, mi mamá, mi proyecto de vida y alguien para representarme a mí. La persona que me representaba  decía que no podía ver a mi proyecto de vida, eso a me pareció muy fuerte. Por su parte el proyecto de vida se sentía mareado como que no se podía sostener", relata Javier.

Cabrera, quien estaba guiando la constelación, comenzó a hacer preguntas sobre la historia familiar de Javier, lo que reveló un trauma de guerra del que poco hablaba su madre. 

El 31 de agosto del 78, en medio de la primera insurrección de Matagalpa, su familia, que manejaba uno de los hoteles de la ciudad, vivió una masacre. Un operativo de la EEBI, tropas especiales de la guardia somocista, entró al edificio y asesinó a la abuela de Javier, al primer esposo de su mamá y a otras tres personas, presuntamente por estar apoyando a los guerrilleros sandinistas.

"Esa madrugada mi mama huyó hacia Managua con mis hermanos mayores pequeños, mi abuelo y un tío. Nunca fue abierta para hablar esta historia, las pocas veces que hablamos sobre esto ella se ponía a llorar. Los niños estaban pequeños y ella era la hermana mayor, entonces tuvo que asumir una especie de rol de madre de sus hermanos también", narró Javier. 

Para la psicóloga la repercusión de ese evento histórico en la familia es claro. "La mamá se dedicó a luchar por sus hijos pequeños y a sobrevivir. Ella no tuvo tiempo de procesar su trauma.  El hijo inconscientemente le ayuda a cargar a la mamá lo que ella no sanó”, indicó Cabrera.

Según la 'consteladora' este principio causa y efecto  ofrece una perspectiva integral  a los problemas que aquejan a Javier. "Si vos tenés un proyecto de vida, como vas a cargar una mochila de 200 libras. Si lo pensás en términos en físicos,  si acarreás una mochila de 200 libras de tu casa al trabajo, ¿con qué energía vas a llegar? Al asumir lo de la mamá queda poca energía para su proyecto de vida", enfatizó la psicóloga. "La madre o el padre traumatizado, traumatizan a sus hijos también. Si yo tengo la mano herida, ¿cómo te voy a agarrar a vos?", agregó Cabrera.

Javier relata que su mamá, como muchas otras personas, nunca tuvo tiempo de ir a un psicólogo. Para ella siempre habían otras prioridades . Ahora su hijo analiza la vida con otra perspectiva. “Cuando Martha me explicó tuvo bastante sentido. Hay una historia familiar que trasciende el tiempo y el espacio. Es por solidaridad y por amor, si vos estas con tu familia y vos estas comiendo, vos no te vas a comer en frente  algo rico y ellos pasando hambre. Al haber mi mamá tenido esta situación que la marcó profundamente, yo no me permitía gozar de la vida, o tener éxito, porque yo estaba cargando con esa historia familiar", manifestó el joven.

"El tiempo no lo borra todo, los traumas no desaparecen con los años, las experiencias de otros países lo demuestran", dice la psicóloga.

Una revolución en la Psicología

Cristel Montenegro, una joven de 24  años que ahora se entrena para ser consteladora, dice que esta terapia la ayudó a encontrar su verdadera pasión. "Yo estudiaba Odontología. Tuve muchos conflictos para salir de mi carrera, no sabía si era lo que amaba. Mi proyecto de vida no tenía rumbo", explica.

La joven relata que en la constelación se dio cuenta que no sabía mucho de la historia de su madre, y que cuando se fue desarrollando la terapia logró observar  que ella no estaba cumpliendo su sueño, si no proyectando los deseos de otras personas. “Como mi mamá no está feliz con la que está haciendo, yo asumí un rol que no era el mío. Mi mamá me lo decía: vos estudiaste en el colegio que estudiaste porque yo siempre dije que ahí iban a estudiar mis hijos, la universidad igual", narró Cristel. 

En la constelación, relató la joven, su representante (que no la conocía previo a este encuentro) manifestó sentirse como una niña de 8 años con mucho enojo. "Esa era la edad que tenía cuando se separan mis padres. Me encontré que todavía tenía pendiente ese conflicto del divorcio que aparentemente fue lo más tranquilo del mundo", dijo.

Ahora Cristel siente que encontró un espacio donde se siente contenta y puede ayudar a otros a resolver sus problemas. "Un día mi mamá me dijo: yo no entiendo todo eso en lo que andas metida, pero te ves feliz y me encanta, hacelo. Anteriormente era un problema, porque ella no entendía por qué ya no quería ser odontóloga", explica.

Cabrera plantea que esta terapia ha sido una enorme revolución en la psicología y lamenta que en Nicaragua el desarrollo de este campo todavía esté en pañales. “Es una terapia del siglo 21 que funciona con otros paradigmas y otros conceptos. Retoma el tema de la energía. Toda familia tiene una historia y esa historia tiene una energía determinada. Si vos venís de una familia donde hubo mucha violencia, esa energía está ahí”, expresa la experta.

Las sociedades postguerra

Los conflictos armados son uno de los temas que marca más la historia socio-política de un país. Desde la perspectiva de las constelaciones familiares, las huellas de la guerra son claramente visibles en las generaciones que no la vivieron en carne propia.  “Los fusiles callaron, pero la guerra aún no ha terminado”, expresó la psicóloga Cabrera.

Ella explica que las adicciones son una de las consecuencias visibles de que no se discuta en la familias y los espacios públicos el tema de la guerra. “Mucha gente joven, entre los 21 hasta los 30, metida en la adicción. Muchachos que se suicidan o muchachos que no tienen la energía y eso tiene un nombre científico que se llama “sobrevivir el sobrevivir”. Es que inconscientemente te quedás con culpa de estar vivo, porque hubo grandes cantidades de gente que murieron antes de vos y la sociedad no hizo el duelo colectivo”, manifestó la experta.

Para Javier Delgado, esta perspectiva también le ayudó a replantearse su entorno y como se esta desarrollando su generación. “A veces con el bacanal uno se excede y comencé a pensar en una serie de amigos que sus padres tuvieron experiencias muy fuertes en la revolución,  y es evidentemente que es un nicho fértil para las adicciones. Hay gente que hace el consumo hasta la inconsciencia, lo podemos ver en todos los bares”, dice el joven.

Cristelse se pregunta sobre el silencio de los padres ante este tipo de hechos y propone que las familias sean más abiertas a discutir sus experiencias. “¿Cuántos de nuestros padres nos hablan realmente de lo que pasó? Mientras no hablen nosotros vamos a cargar con eso”, dice.

Según Cabrera la falta de políticas públicas para tratar la salud psicosocial después del conflicto armado es uno de los grandes temas pendientes en Nicaragua. “ Esos 100 mil combatientes, ¿Donde están? Son padres, son madres, son esposos y ellos se llevaron esa experiencia de la guerra a su casa”, asegura.

“Nuestra generación tiene un reto inmenso. A esta generación nos dicen que no nos interesa la política, que no servimos, que somos unos frescos. No es 100% culpa de los chavalos, porque por  lealtad a esas familias que se quedaron viendo hacia la muerte no tenemos un proyecto de vida, tenemos un proyecto de muerte. Todo lo que no se sana queda abierto”, dice la joven Cristel.

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