Psicología / Mi novio me considera exigente

Quiero mucho a mi novio y me esfuerzo por complacerlo, pero él me pone triste cuando dice que soy demasiado exigente. Yo pienso que no le exijo nada, ¿cómo puedo saber que estoy exigiendo de más?

OPINIÓN

Dices que te esfuerzas por complacer a tu novio y él no se da cuenta de tu esfuerzo. Además, cree que le pides demasiado. Esto debe resultar doloroso para ti. Necesitarías preguntárselo directamente: “Yo deseo lograr una excelente relación contigo y no me doy cuenta en qué momentos te exijo demasiado, ¿quieres hablarme más de ello?”.

Todas las relaciones son exigentes; al cuidarlas damos tiempo, dinero y esfuerzos de alguna clase. Sobre todo nos exigen adaptación, porque “cada cabeza es un mundo” y no se trata de imponer nuestra manera de pensar, sino de compartirla. El “toma y daca” de cualquier relación se realiza desde la subjetividad de cada uno, que de acuerdo a sus creencias y expectativas peculiares mide si algo es justo o injusto. A menudo no conocemos lo que en realidad esperamos del otro y el resultado es incomprensión. Voy a poner un ejemplo.

Imagina que una familia cree y espera que un buen novio debe invitar a su novia al cine al menos una vez por mes; si éste lo hace, se le considerará correcto y si no, incorrecto. El hijo o la hija de dicha familia, si creen lo mismo, probablemente van a sentirse alegres y satisfechos cada vez que una pareja cumple con tal expectativa, y desilusionados con lo contrario, sin que tenga mucho que ver la sinceridad de sentimientos de los novios, quienes sólo están cumpliendo “un reglamento”, una costumbre. Lo grave de esto es que si él no la invita o ella no acepta, uno y la otra pensarán que es injusto o no se les quiere lo suficiente. Para hacer más contrastante el ejemplo, supongamos que a él no le gusta demasiado el cine, pero por complacerla hace el sacrificio y la invita una vez o dos, con lo cual ella piensa: “le importo”, y él: “me debe dos”; es decir, espera que la novia le reconozca el esfuerzo y también haga un par de cosas que él quiera y a ella no le gusten, para quedar a mano. En caso de no cumplirse estas expectativas, la percibirá como exigente, que pide y no da, y ella probablemente pensaría que jamás le ha pedido nada, puesto que no fue quien creó las “normas del buen comportamiento” por las que él debe invitarla al cine.

En el ejemplo menciono ir al cine, que es algo irrelevante si se compara con otras costumbres de algunas familias; que si el novio debe pagar la cuenta cuando salen, que la novia debe ayudar a la madre a lavar los trastes si la invitan a cenar y tantas más que sería imposible describirlas y que damos por sentado que son compartidas. Como cada uno proviene de familia diferente, cabe esperar que las expectativas de ambos sean diferentes, y aquí está el mayor reto en un noviazgo o en un matrimonio: el cambio de paradigmas. Si uno, o ambos, se presentan a la relación esperando que sea el otro quien “lo haga feliz” y se ajuste a las normas que lleva de casa, está exigiendo demasiado y la relación no funcionará.

¿Deberías tú, para no ser considerada exigente, adaptarte a todo lo que tu novio espera? De ninguna manera; ambos necesitan cuestionar sus usos y costumbres y seleccionar aquellos que rescatarán y los que desecharán, con miras a formar una relación nueva y distinta de la que vivieron sus propios padres.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en psicologa.dolores@gmail.com, al teléfono 7 63 02 51 o en facebook.com/Pascua Constelaciones Familiares.

Leave a Reply