Los suicidios se volvieron un grave problema social en Tungurahua

El tránsito vehicular y peatonal en el sector de El Socavón, al norte de Ambato, fue interrumpido violentamente por un hecho inusual. Eran las 09:40 del martes 14 de octubre del 2015. Un hombre joven había trepado a los rieles del tren, sobre la calle Julio Enrique Paredes, y desde allí amenazaba con colgarse del cuello con una soga para quitarse la vida. Bomberos, paramédicos y policías, coordinados por el Ecu 911, arribaron para convencerlo de que desistiera de su intento suicida.

Pero el hombre, de unos 25 años, había bebido alcohol y dijo querer terminar con su vida “porque su mujer lo abandonó”. Los uniformados lograron detenerlo a tiempo, luego de que el individuo saltara sin hacerse daño y que después intentara otra vez contra su vida lanzándose al río Ambato. “Tiene un agudo cuadro de depresión y este caso no es aislado en Tungurahua”, aseguró Alicia Pico, psicóloga clínica del 911.

Según los datos de la Gobernación de Tungurahua, en lo que va del año más de 50 personas se han auto eliminado en diversos cantones de esta provincia como Píllaro, Ambato, Pelileo, Cevallos y otros.

Por eso, para abordar este problema social, la Gobernación de Tungurahua planifica la campaña denominada ‘Minga por la Vida’. Un esfuerzo social que involucrará a instituciones públicas y privadas, pastores, sacerdotes, psicólogos y más para llegar con capacitaciones, acciones preventivas y motivación a padres de familia y estudiantes.

Mientras esto ocurre, el lunes 13 de octubre del 2015, el cadáver de una mujer de 58 años fue hallado pendiendo de un árbol de capulí en medio de una plantación de alfalfa en el sector El Manantial del cantón Cevallos. En cambio, el miércoles 14 de octubre (ayer), una chica de 14 años decidió terminar con su existencia en el sector Pasochoa de la parroquia Ambatillo. Sus familiares la encontraron colgada de la viga de su dormitorio.

Para la psicóloga ambateña, Ruth Cobo, en el Ecuador no hay prevención en lo referente a la salud mental. Según ella, se hacen cruzadas para casi todo, pero no para este aspecto también vital que podría convertirse en un problema de salud pública si las cifras siguen en aumento.

“Las cifras de suicidios son alarmantes y eso nos lleva a una reflexión: ¿cuáles son las frustraciones de la población y los vacíos existenciales que están padeciendo?, ¿hasta qué punto el ser humano está tan cosificado que se está olvidando de aspectos trascendentales como los valores espirituales y del alma?”, se preguntó Cobo.

Y añadió: “Yo invito a la población a desmitificar la palabra psicología y dejar de asociarla con la locura. Si una persona va al psicólogo no significa que ha perdido la cordura. Un psicólogo es un humanista que se dedica a analizar una crisis para que no derive en una situación violenta como un suicidio, pues no se puede prever las consecuencias de una depresión aguda”.

Las recomendaciones

Si nota que la persona está triste o ha tenido pérdidas de familiares o sentimentales, de trabajo o problemas económicos y manifiesta estados de depresión y tristeza, escúchelo busque el diálogo. Hágale saber que usted está allí y que no está solo.

Exprésele su preocupación. Deje que la persona sepa que está preocupado y que quiere ayudarle. Busque ayuda profesional. “Cualquier declaración escrita o verbal que diga ‘Me quiero morir’ o ‘Ya no me importa nada’ debe tratarse con seriedad”. “Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse.

Los suicidas sienten que han tratado de contarles a los demás sobre su dolor, pero que nadie los oye. La clave para ayudarle es que deje de sentirse invisible. Aunque parezca contraproducente preguntar: ¿Estás pensando en quitarte la vida ahora? ¿Tienes algún plan para hacerlo? Escuche.

Cuando un adolescente empieza a hacer comentarios o admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse (“¡¿Qué, estás loco?!”) ni menospreciar (“¡Qué cosa más ridícula la que dices!”). Esté dispuesto a escuchar sin juzgar a lo que realmente está diciendo, que es: “Necesito tu amor y atención porque siento muchísimo dolor y no logro detenerlo yo solo”. (I)

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