Si bien la mayoría de la población tiene el impulso de querer correr y gritar, hay grupos más vulnerables, como las mujeres, niños, adolescentes y ancianos que pueden experimentar respuestas menos adaptativas.
Chile es un país donde constantemente se hace sentir la fuerza de la naturaleza. El terremoto de 8,4° que se sintió la noche del miércoles ya ha dejado más de 60 réplicas y diferentes episodios de temor y pánico. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo enfrentar el miedo? La psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, Claudia Badilla, entrega consejos para poder afrontar esta situación de la mejor manera posible, sobre todo con niños.
La magnitud de los eventos catastróficos, la anticipación del impacto que pueda llegar a tener y el carácter repentino e impredecible de los acontecimientos generan miedo en las personas, desencadenando una respuesta adaptativa de aumento de ansiedad y preparación para escapar, lo que es normal y útil como mecanismo de defensa ante daños potenciales.
Si bien la mayoría de la población tiene estas reacciones, hay grupos más vulnerables, como las mujeres, niños, adolescentes y ancianos, que pueden experimentar respuestas menos adaptativas, cuyo inicio puede manifestarse inmediatamente e incluso hasta meses después.
Las repercusiones psicológicas más frecuentes son sintomatología depresiva, ansiosa y Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT). Situaciones que de persistir en el tiempo requieren de la asistencia de algún especialista.
Hay que tener en cuenta que las crisis incorporan cambios en nuestro sistema de comportamiento que muchas veces resultan ventajosos, ya que permiten descubrir o desarrollar nuevos recursos adaptativos y salir fortalecidos de estas experiencias.
Consejos para enfrentar estas situaciones
– Confiar en que la ansiedad es una respuesta adaptativa que tiende a bajar espontáneamente. Por lo tanto, mantener la calma para no llegar al pánico.
– Asumir un rol activo en el proceso de recuperación, validando nuestras emociones.
– Contar la experiencia, incorporando los acontecimientos y contenido emocional, es un ejercicio que facilita el proceso mental de asimilación de la experiencia, acomodación del sistema de comportamiento, y logro de volver a un estado de equilibrio de manera natural.
– Restablecer hábitos básicos alimentación y sueño.
– Respetar los propios tiempos. Todos viven procesos diferentes, por lo que no hay que apresurar el retorno a la rutina.
– Evitar pensar en lo que “pudo haber ocurrido”, esto pasa a ser un factor estresante interno que no favorece a la persona.
– Tener un adecuado manejo de la exposición a las noticias. Esto resulta favorable para tranquilizar y/o movilizar ayuda, asimilar lo ocurrido y generar conciencia social; sin embargo, hay personas a las que les vuelve la angustia y se exponen innecesariamente.
– Consultar con un especialista en caso de que la sintomatología se mantenga con intensidad por más de un mes después del episodio.
– Es importante el seguimiento durante los 6 primeros meses, ya que síntomas de estrés postraumático puede aparecer de manera demorada.
Qué hacer cuando se está con niños
Hay que tener en cuenta que la manifestación de la ansiedad en los niños es diferente a la de los adultos, ya que suelen presentar síntomas como inquietud psicomotriz, intranquilidad, problemas conductuales, para concentrarse, aumento de ingesta de alimentos, masticarse las uñas de las manos (onicofagia), tics, sobre dependencia física de los padres, temor a separarse o dormir solos, insomnio y conductas regresivas, entre otras.
“Es importante que los papás tomen precauciones para evitar que los niños tengan episodios traumáticos que no puedan superar. Este tipo de eventos, como un terremoto, de por sí los asusta, pero con ayuda y paciencia esto se puede superar”, declara la psicóloga.
Tips para los papás:
- Evitar castigos y facilitar la realización de actividades, favoreciendo las horas de juego.
- Adaptarse a las experiencias del niño, con el fin de facilitar su comprensión y adaptación.
- Mantener el autocontrol, manifestar la preocupación por la situación y emociones, evitando trasmitir desesperación y pesimismo.
- Dar seguridad, contención física (abrazos) y emocional e instrucciones certeras. Mostrarles que como adultos hemos pensado en su seguridad.
- Responder a sus dudas, informando de manera simple y veraz, acorde a su nivel de desarrollo, comenzando por información que ellos ya manejan. Estar dispuesto a responder más de una vez.
- Validar sus emociones, no negarlas ni minimizarlas, ir enseñándoles a redefinir en positivo situaciones adversas y experimentar esperanza.