María Marta Landívar era psicóloga y tenía 38 años. Había nacido en Ayacucho, pero encontró su lugar en el mundo en Pinamar. Allí se radicó en 2008, donde trabajó en la municipalidad y en su consultorio particular. Era una persona conocida y respetada. En 2012 fue asesinada de un balazo que le perforó una mano y se le incrustó en el pecho, en su dúplex del barrio Golf Chico. Primero encarcelaron a un exsecretario de Seguridad local, a quien acusaron de femicidio. Pero no tuvo nada que ver con el hecho. En las últimas horas allanaron dos casas de Hudson, en el Gran Buenos Aires. Todo parece indicar que el móvil fue un intento de robo.
Las idas y vueltas que ha tenido la compleja trama que rodea la causa de la psicóloga han consumido casi una veintena de cuerpos de un expediente que está en el despacho del fiscal Diego Bensi, titular de la Fiscalía 2 de Dolores. La causa, que se inició el 20 de mayo de 2012, a horas del crimen ocurrido el día 19, presentó a casi una semana del hecho una noticia rimbombante: Fernando Miner, exfuncionario, habría mantenido una relación con la víctima, había sido visto merodeando el lugar y, para colmo, había presentado una coartada de un extraño y sorpresivo viaje a la Capital Federal. Lo metieron preso. Pero quedó claro, y de esto no hay dudas, que la mencionada "coartada" era verdad: Miner había viajado a Buenos Aires y no había tenido la más mínima relación con el caso. Fue sobreseído definitivamente.
En 2014, y ante la falta de pruebas en la causa, el Ministerio de Seguridad Bonaerense dispuso ofrecer una recompensa de 150.000 pesos a cambio de información que permita el esclarecimiento del caso Landívar. Pero si no fue un femicidio, ¿pudo haber sido un intento no consumado de robo?
María Marta había acordado salir a cenar con un grupo de amigas a un restorán de la zona, la noche del 19 de mayo. Como se demoraba la llamaron varias veces, pero no respondió. Al otro día, una de las amigas fue al dúplex de la calle Del Valle Fértil a preguntar por el motivo del faltazo. Nadie la atendió, pero desde la ventana vio algo raro. Llamó a la Policía y encontraron el cadáver. María Marta había levantado la mano, en una reacción instintiva de defensa, lo que explicó el tiro que le perforó una mano y se le incrustó en el pecho. No faltaba nada de valor, al menos visible, de la vivienda. El asesino usó un revólver calibre 22.
En la causa, en las primeras horas, declararon algunos testigos. Una vecina dijo haber visto un movimiento sospechoso y la huida de una persona en una moto. También figuran relatos de presuntos merodeadores en la zona del homicidio. Pero no mucho más que eso.
En las últimas horas, a partir de información que manejan en la Fiscalía 2 de Dolores, el fiscal Bensi entregó órdenes de allanamientos a los sabuesos de las DDI de Pinamar y de Dolores. Los policías viajaron al Gran Buenos Aires e ingresaron a dos viviendas, en la localidad de Hudson, en Berazategui. Allí secuestraron documentación de dos sospechosos. En este caso, siguiendo la pista que tiene como móvil un presunto intento fallido de robo, que terminó en asesinato. Los acusados están identificados, pero hasta anoche seguían libres, según comentó una fuente con acceso al expediente.
El caso de María Marta Landívar, que tuvo una repercusión enorme por las características del hecho, por el lugar del crimen y por la función que había tenido el primer acusado, poco a poco fue quedando en el olvido. Ya pasaron tres años y medio del brutal asesinato de una joven profesional en Pinamar. La causa, si bien tuvo algunos contratiempos, ha experimentado un veloz avance en las últimas horas. ¿Se acerca el esclarecimiento? Con el correr de los días se conocerá la respuesta.