TEXTOS. MARIANA RIVERA.
FOTO. GENTILEZA EMPARCHE ENSAMBLE DE PERCUSIÓN.
LO PRIMERO, PSICOLOGÍA. “Estudié Psicología y ejercí algunos años, dentro de lo que fue apareciendo. Siempre me incliné por el ámbito social y comunitario dentro de mi formación y el trabajo en talleres grupales y en educación popular. Lo de la música fue acompañando a esto: empecé a participar en una comparsa de candombe de Uruguay, o sea que la grupalidad es algo que se mantiene como eje. Lo hacía en el Centro Cultural Birri. Después me seguí formando en la música, actividad que me gustaba. El recibirme fue bastante simbólico porque me habilitó a hacer cosas nuevas. Ahí dije: ‘Tengo el título, como recurso, como herramienta, pero para poder explorar otros ámbitos que quizás no son tan formales o que no están legitimados por lo social. Y bueno, me animé a explorarlos. Tomé la música más profesionalmente y también lo del doulaje, un campo nuevo”.
LA MÚSICA. “De chica, la música siempre estuvo cerca. A mis padres siempre les gustó e íbamos a festivales folclóricos en Córdoba o al del Pescador en Sauce Viejo. Empecé estudiando guitarra y tocaba folclore y rock nacional. Después me fui inclinando por el canto y la percusión, siempre más pensando en el compartir grupal. La percusión es algo que se me instaló mucho más fuerte. Estoy dando un taller para mujeres (Mujeres Rítmicas), en Rincón. Es un espacio para empoderarnos: a veces las mujeres queremos hacer cosas pero que nos da vergüenza porque, por lo general, los varones son los que participan. Entonces, dicen que no saben tocar, que no se animan. Este taller les da la posibilidad de abrir otras formas, otros espacios, y que cada una haga lo que le gusta, evitando prejuicios, mandatos o imposiciones. Considero que el arte es la herramienta principal para transformar y liberarse”.
EN EMPARCHE. “Emparche es un ensamble de percusión bastante particular: somos entre 15 y 20 percusionistas. Es un grupo fijo y siempre tenemos invitados, hay un director y se proponen composiciones de algunos integrantes del grupo, o se toman otros temas de la música argentina, afrolatina y centroamericana. Este año es nuestro cuarto ciclo en el Molino Marconetti. Es otra pata bastante fuerte y desafiante: estar estudiando constantemente, escuchando música y proponiendo cosas. El aprendizaje grupal no es simple y también hay que tener paciencia y respeto por las distintas propuestas y opiniones. Es una creación colectiva que lleva su tiempo y su dedicación. Estamos coorganizando -con la UNL y la Municipalidad- el Festival Internacional de Percusión, en junio, en el Teatro Municipal, principalmente. Estamos muy ansiosos y contentos. Vamos a traer un conocido percusionista de Perú, Alex Acuña, que va a dar una master class, y va a haber talleres gratuitos”.
TAMBIÉN DOULA. “Ser doula es algo nuevo si bien es un rol histórico y natural. Lo hacían las madres, las tías, las abuelas o amigas del barrio, cuando quizás se vivía más comunitariamente, en un barrio adonde estabas más contenida y acompañada, o en familias numerosas que seguían viviendo juntos. En estos últimos años comienza a definirse la figura de doula, es decir, aquella persona que intenta proporcionar un sostén emocional a la embarazada, desde la gestación, durante el trabajo de parto, el parto y también en el puerperio en relación a la crianza y la lactancia, entre otras situaciones que acontecen en el cambio familiar. Es acompañar con un equipo, a la par de los médicos. Me decidí a ser doula -hace aproximadamente dos años empecé la formación y recién estoy haciendo los primeros acompañamientos- sin ser mamá todavía, algo difícil porque pensaba cómo iba a poder transmitir algo que todavía no había vivido pero, a su vez, apelé a los saberes que están en algún lado en toda mujer, como mamífera perteneciente a la especie. Confiaba en este instinto. Esto es un servicio que tiene su retribución porque es un trabajo, actualmente; implica tiempo y capacitación”.
COMPATIBILIZAR. “Compatibilizo todas las actividades que creo que son posibles, porque es lo que elijo y me gusta hacer. A medida que lo vas haciendo, esa energía se va retribuyendo y potenciando. Como psicóloga estoy volviendo a posicionarme, a querer instalarme dentro de la zona donde estoy viviendo (en la ruta 1) en el acompañamiento de embarazadas, sexualidad para adolescentes, apoyo a la crianza más respetada y consciente (para padres). El espacio de la música lo pude sostener durante el embarazo: cuando León fue bebito toqué con él, ensayaba con él colgado en un portabebé. El papá y yo participamos en el mismo grupo y eso nos hizo posible cuidarlo entre los dos, con la ayuda de todo el grupo, los que son sus tíos. La idea es ir compatibilizando cada cosa, con tiempos bastante flexibles. Esto va en una misma línea de vivir con más conciencia y más cómodo con lo que uno elige, quiere, desea. También hay una red que sostiene y acompaña y lo venimos logrando”.