Cuando tenerlo todo es un problema

Autor: Marisol Guissola

Ahora estamos viendo que si los nios y adolescentes no viven las experiencias necesarias-y eso supone disponer de tiempo y espacio para saber quines son: tener la oportunidad para valorar las cosas y tomar decisiones; poder experimentar y cometer errores y enfrentarse a ellos-, terminarn por no tener vida interior

Es viernes por la tarde en una urbanizacin de clase media alta en los alrededores de Madrid. Madres jvenes, con prendas de marcas caras y cuerpos de gimnasio y liposuccin, llegan al centro comercial llevando a sus hijos pequeos de la mano, atravesando un csped impoluto. Los adolescentes no tardarn en acudir al mismo centro para otra sesin de terapia de compras, bien a lomos de sus motocicletas ltimo modelo o acompaando a sus padres, en los todoterrenos familiares.

La norteamericana Madaline Levine sabe bien lo que se oculta detrs de la fachada. Psicloga infantil y autora de numerosos libros sobre la influencia de la televisin en los nios y adolescentes, lleva aos tratando a chavales de clase alta de los EE.UU, y ha aprendido a ver entre las sombras del brillo social. Ahora, acaba de publicar en su pas un libro que se titula El precio del privilegio y lleva el sugerente subttulo de Cmo la presin de los padres y la ventaja material estn creando una generacin de nios desconectados e infelices. Levine describe en sus pginas "un mundo de armarios repletos y de vidas vacas, en el que las apariencias son algo peor que engaosas.

Como la urbanizacin que describimos, hay centenares en todos los pases occidentales (incluido el nuestro), perfectas en apariencia, pero muy poco edificantes por dentro, segn Levine. "No me entiendan mal aade, con una dosis incuestionable de cinismo­. No estoy diciendo que los nios y adolescentes que crecen en familia  de ese tipo sean un poco ms infelices; afirmo que son mucho ms infelices que los que pertenecen a otras capas sociales. Los nios de clase media alta de la mayora de los pases desarrollados se enfrentan hoy a una situacin que es histricamente indita: adems de heredar los problemas de las generaciones anteriores, tienen ante s nuevas contradicciones que deben afrontar".

Levine es slo uno de los muchos psiclogos, psiquiatras y educadores que observan la ansiedad que se esconde tras muchas "familias de triunfadores". En esta lnea, por ejemplo, estn las investigaciones de Suniya Luthar, profesora de psicologa experimental de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Peor que en los barrios pobres

En los estudios de Luthar, los adolescentes de familias pudientes quedan peor parados en todos los parmetros observados: consumen ms alcohol y drogas; dan mayores tasas de depresin y ansiedad; concentran ms automutilaciones y otras formas de autocastigo; tienen mayor nmero de suicidios e intentos de suicidio... "Nadie se ha sorprendido tanto de esos resultados como yo", explica la profesora. Habamos seleccionado a los adolescentes de clase media alta slo como grupo de control, para compararlo con adolescentes que se haban criado en barriadas pobres, en las que se supona que se acumularan los problemas. Quiz lo que ms nos choc fueron los altsimos niveles de estrs en esos nios", seala Luthar. "Eran hasta 10 veces ms altos que en los otros grupos estudiados".

"Lo que sucede en EU tambin ocurre en Espaa", declara Julia Silva Garca, psicloga madrilea, especializada en educacin infantil y juvenil "En la consulta, vemos que muchos padres que presionan a sus hijos para que destaquen, no lo hacen pensando slo en su futuro; en el fondo, creen que les valorarn ms a ellos si los hijos destacan especialmente", aade. "En esta era de individualismo y familias nucleares, muchos padres parecen obsesionados por demostrar que cumplen los patrones vigentes -contina la experta-. "Si el hijo acta de modo "improcedente", sus progenitores intentan tapar a toda prisa el error en vez de dejar que se enfrente a las consecuencias y aprenda de la equivocacin. Estos nios no desarrollan "msculo" frente a la adversidad".

Levine atribuye parte de la culpa a los propios psiclogos, "que hemos estado vendiendo la ridcula idea de que la autoestima de un nio es tan frgil y vulnerable, que todos los esfuerzos para potenciarla son pocos. Ahora estamos viendo que si los nios y adolescentes no viven las experiencias necesarias-y eso supone disponer de tiempo y espacio para saber quines son: tener la oportunidad para valorar las cosas y tomar decisiones; poder experimentar y cometer errores y enfrentarse a ellos-, terminarn por no tener vida interior".

Las apariencias s importan

Diana Bermdez, madre de dos nios de siete y tres aos, se traslad el ao pasado a una urbanizacin "exclusiva" de Madrid desde un barrio de clase media y vio la diferencia inmediatamente. "Aqu todo tiene que "parecer" perfecto, desde las notas que sacan los nios hasta los vaqueros o el coche que llevas. Nadie se relaja un momento; las mujeres no se presentan en casa de una vecina sin "pedir audiencia previa", todo sigue un guin establecido. A1 final, la presin es tanta que, si no tienes las ideas muy claras, puedes acabar convirtindote en una especie de robot. Lo que ms me preocupa es que mis hijos acaben contagindose de este ambiente. Mis padres me educaron de otro modo; tenan menos dinero, pero nos daban calor y ternura, y nos enseaban disciplina y responsabilidad. Sabamos que les importbamos de verdad".

Todo eso le suena mucho a Levine. En su libro, recuerda a una paciente adolescente que lleg a su consulta con la palabra "vaca" tatuada en su brazo. "Hace no muchos aos, los cros con dificultades tenan aspecto de tener problemas; ahora, pueden tener un cacao mental tremendo, pero te miran con cara de triunfo, como si no les pasara nada. Han aprendido a desarrollar mecanismos para conservar la fachada, aunque su mente y sus emociones sean caticas. Es un drama".

Rut, que no quiere dar su nombre verdadero, comparte lo que dice la psicloga. Como Diana, esta madre de dos adolescentes de 13 y 15 aos, se traslad a un chalet de la costa desde un barrio de la capital malaguea. "En cuanto llegu, me llam la atencin la actitud de los cros -explica-. Me daba la impresin de que vivan con miedo: de no caer bien, de no destacar en el cole, de unos padres que siempre les estn comparando... No se relajan ni con los amigos, creo que los ven como competidores Lo peor es que, en vez de encontrar apoyo en los padres, muchos slo ven su tarjeta de crdito". Rcardo, su hijo mayor, interviene para contar cmo le choc ver que sus compaeros no hacen nada en casa: "La madre de un chaval fue a recoger el chndal sucio porque a l no le apeteca caminar: otro tir un vaso de zumo y me dijo: "Djalo; ya lo limpiarn". A m no me gustara acabar siendo un intil; me han enseado a ocuparme de mis cosas", cuenta.

 Sin resistencia

La psicloga Julia Silva cita a una nia de 12 aos a la que los padres regalaron "un viaje a Nueva York para hacer shopping" como compensacin porque no haba resultado elegida para un grupo de teatro del colegio. "Si puedes pagar el reconocimiento social de tu hijo con un viaje, la moto o las zapatillas de deporte con las que se ha encaprichado, por qu vas a tener que ensearle a desarrollar resistencia frente a la adversidad?", reflexiona.

6 CONSEJOS A LOS PADRES

1.- Hacer el mximo de comidas en familia.

Est in comprobado que los nios que comen en familia establecen conexiones ms slidas con tos padres y desarrollan menos casos de depresin.

2.- Crear rituales familiares.

Pertenecer a grupos parroquiales, grupos culturales, deportivos... desarrolla vnculos entre los miembros de la familia.

3.- Jams premiar al nio por sacar buenas notas.

El aprendizaje supone esfuerzo y no debe asimilarse a la idea de xito. Un aprobado de un nio o un adolescente al que le cueste puede ser un logro mayor que un sobresaliente de otro que lo consigue fcilmente.

4.- Asignar tareas y responsabilidades a los hijos.

Segn Levine, "algunos nios y adolescentes creen que su nica obligacin es "brillar". Si educas a un nio para que piense que slo tiene que destacar, crears una persona narcisista. Como me dijo una adolescente: "Si soy tan especial como dicen, por qu tengo que recoger la mesa?".

5. Consultar a un especiales si un hijos da problemas emocionales.

Algunos padres temen manchar su imagen de perfeccin si la gente se entera de que su hijo acude a un psiclogo. Es lo contrario de amor -explica Levine-. Sobre todo consultar el problema aumenta el riesgo de que ste se cronifique y magnifique, y afecte al futuro del hijo.

6.- Pensar que la frustracin es tan importante como el aplauso.

Enfrentarse a las consecuencias de los propios actos desarrolla resistencia y ensea a crear mecanismos frente a las dificultades de la vida.

EEM

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