En entrevista, la psicóloga afirmó que actualmente los niños viven muy presionados al igual que los padres, por las exigencias escolares y el hecho de que ahora tanto papá como mamá suelen tener un empleo fuera de casa, lo cual hace que los menores permanezcan largas horas solos.
Eso, continuó, ha impactado también en las costumbres de padres e hijos de jugar, espacio que también se usaba para platicar y observar el desarrollo intelectual, físico y psicológico de los hijos.
“Hoy vivimos muy apresurados, por lo que se ha perdido esa función del juego y pues el juego puede ayudar muchísimo a enterarnos de lo que le pasa a nuestros hijos, cómo piensan, qué les inquieta e incluso es momento en que los padres se vuelven un ejemplo de orientación”, señaló.
Subrayó que “el juego es la representación de la realidad que vive el menor, a través de éste, los niños dejan fluir muchas de sus emociones, pensamientos y miedos, también puede servir para diagnosticar problemas emocionales que pudieran tener los menores”.
“Pero, desafortunadamente, cada vez menos padres se toman el tiempo para jugar con sus hijos, bajo la justificación de que las exigencias profesionales y laborales ya no lo permiten”, reiteró la experta.
Por eso, consideró es importante revalorizar el tiempo para el juego entre padres a hijos; buscar espacios y tiempos para poder hacerlo, pues ese tiempo fortalece el vínculo y confianza que puede tener un niño o niña hacia sus progenitores.
Aclaró que dejar en las tabletas o en las consolas de videojuego, el único tiempo y espacio para que los niños jueguen, también se empieza a volver un error común de muchos padres.
“El contacto visual y físico entre padres e hijos cuando éstos juegan no puede sustituirse con nada y es de vital importante para la formación emocional e intelectual de los menores”, acotó.
Expuso que el Centro establecido en esta ciudad, organiza de manera periódica talleres para el manejo de los problemas más comunes de la infancia, dirigido a padres de familia y pueden ayudar a prevenir conductas que puedan perjudicar el sano desarrollo de los infantes.
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