Common Bond convocó para armar un modelo adecuado para trabajar con chicos víctimas del terrorismo o las guerras a Donna Hicks, una doctora en psicología especializada en resolución de conflictos de la universidad de Harvard.
Hicks había participado en mediaciones para alcanzar la paz en Medio Oriente, Sri Lanka y Colombia, e incluso en el acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos.
La psicóloga descubrió que, en cada mesa de negociaciones, una cosa era el diálogo que se daba en palabras y otra diferente era lo que subyacía, lo que no se expresaba. Se convenció de que era necesario determinar lo no dicho, y ponerlo sobre la mesa.
“Me di cuenta de que cada uno de los participantes en la negociación, gente preparada, muy inteligente y a veces muy poderosa, tenía un reclamo para hacerle a la otra parte", explica.
El reclamo de cada lado del conflicto podía resumirse en un “¡Miren lo que nos han hecho!”, dice la psicóloga.
Esa demanda, según Hicks, tenía que ver con violaciones a la dignidad, al respeto que todo ser humano merece solo por haber nacido.
Hicks descubrió también consultando con neurólogos que “una humillación impacta en la misma zona del cerebro que una herida física, se siente en el mismo lugar”. Pero mientras se sabe bien cómo curar el cuerpo, no existe una receta para curar una herida a la dignidad, explica.
“Si cada una de las partes en conflicto pudiera exponer ante la otra , contando su historia, cómo sintió que su dignidad o la de sus ancestros fue violada, el camino a la curación y el acercamiento se hace posible”, sostiene la especialista.
Ser aceptado, escuchado, incluido, tratado con honestidad, respetado, reconocido, recibir un pedido de disculpas, son parte de lo que constituyen los derechos que cada lado de un conflicto quiere. "Conseguir eso es una primera parte del camino hacia la paz", asegura Hicks.
El modelo es utilizado desde el año 2007 con éxito por Common Bonds en los encuentros de adolescentes y contribuye a generar líderes juveniles para un cambio.