Brutal golpiza de efectivos del Centro de Operaciones de Tigre a …

Brutal golpiza de efectivos del Centro de Operaciones de Tigre a una psicloga

Myrian Poblete llora como esas niñas que perdieron a sus padres en la playa y están desorientadas. Desde hace una semana que tiene terror de salir a la calle. La historia que sembró el lamento de la mujer de 47 años comenzó a escribirse el 22 de julio a la madrugada, cuando la psicóloga y acompañante terapéutica recibió el llamado de Carlos, un paciente que vive en San Fernando, relató Tiempo Argentino.

El hombre estaba en crisis, muy angustiado. Entonces Myrian no pensó demasiado las cosas y manejó rápido para llegar a tiempo y evitar que el trance acabe del peor modo. A las apuradas, sola y de noche. Así maniobró el Volkswagen Gol Country azul, con tope de velocidad por estar adaptado para uso de discapacitados. El apuro la hizo pasar dos semáforos en rojo por la avenida Hipólito Yrigoyen (ex Ruta 197) y un auto de tránsito del municipio de Tigre comenzó a perseguirla.

"Lo reconozco, iba rápido, coordinando la onda verde de los semáforos. Pero pasando la calle Kennedy me agarraron los dos que pasé en rojo", dijo la mujer en su consultorio de Los Polvorines.

A las pocas cuadras, los municipales le hicieron señas para que se detenga. Eran las 3:15, no había nadie en la calle. La esquina de Boulogne Sur Mer sería el escenario de lo impensado.

"Papeles", exigió uno de los tres empleados de tránsito, mientras sus compañeros daban vueltas al coche como si la conductora fuese una criminal de guerra buscada por Interpol.

Asustada, Myrian pidió que se identificaran con la ventanilla a medio bajar. No tuvo éxito y entregó la documentación de rutina: cédula verde, registro de conducir y comprobante del seguro. La póliza estaba en regla, con vencimiento fechado el 28 de octubre de este año. El problema era que no tenía encima el comprobante de pago del mes. Lo sabido: la mayoría de los asegurados debitan de sus cuentas las cancelaciones mensuales, y suelen no circular con este recibo. Pero ella había pagado a principios de mes y no estaba dispuesta a entregar el coche como los municipales le pedían. Mientras tanto, su paciente seguía en espera. Angustiado y con antecedentes de intentos de suicidio.

A los diez minutos, llegó la Policía. Dos camionetas: una del Centro de Operaciones Tigre (COT) y otra del Comando de Patrullas Comunitarias (CPC). Los agentes se bajaron de los móviles, se acercaron amenazantes y le dijeron a la psicóloga que abandonara el auto. "Le vamos a secuestrar el coche", repitieron. Myrian aguantaba sola dentro del vehículo, con las puertas cerradas, temblando de miedo por la violencia verbal de los municipales y los policías. La impotencia no la dejaba marcar los números de sus amigos en el teclado del teléfono celular. Se sentía perdida.

"Me cruzaron los patrulleros –reveló- como si fuera una delincuente. Me puse muy nerviosa y quise sacar fotos con mi teléfono celular. Empecé a levantar la voz porque estaba muy asustada, así hasta que llamaron a una (policía) femenina".

Según la víctima, la oficial Sandra Costa abrió la puerta del conductor e intentó manotearle el teléfono. Ella saltó a la butaca del acompañante y comenzó a defenderse de los ataques. Claudio Gatica, el compañero de Costa, se sumó a la redada y le pegó una patada en la zona vaginal. La mujer policía se ocupó de tomarla de los pelos y pegarle trompadas en la cabeza. Así la bajaron a la calle, donde la cosa empeoró. El uniformado atenazó con sus manos a Myrian. La tomó por el cuello, hasta dañarle dos vertebras.

La paliza se mantuvo activa entre las carcajadas del resto de la comitiva represiva. El teléfono celular fue destrozado para borrar pruebas. Al fin de la faena, llegó la típica reducción policial: los brazos de la psicóloga fueron retorcidos sin pericia por los uniformados, que la arrastraron esposada hasta la comisaría de Pacheco.

- ¿Nadie intervino para ayudarla?
- Nadie. Los de Tránsito se reían y los otros policías también. Estaba sola y cuando les decía que era perito judicial y psicóloga, más me daban. Les dije que se iban a comer una causa terrible y se cagaban de risa. Me mataron a golpes en la cabeza.

- ¿Qué pasó después?
- En la comisaría me dejaron sentada una hora sin atención. Sangraba por la nariz, estaba esposada. Pasó un comisario y le imploré que me escuchara, que yo estaba yendo a trabajar. "Hasta que no se calme, no le puedo sacar las esposas", me respondió. Empecé a llorar y gritar de la impotencia. Me quitaron cosas de la cartera y no pude llamar a nadie. Después, le dije que era mi derecho ir a un hospital y me llevaron al de Pacheco.

- ¿Cómo siguió la historia?
- Volvimos a la comisaría y me hicieron leer la denuncia en contra. "Es una falta de respeto", les dije. Era todo mentira, el procedimiento estuvo mal. El policía que labraba el acta comprendió lo que pasaba y fue el único que me escuchó. Tuve que volverme a casa en remís, con la ropa rota, los zapatos destrozados, el codo inflamado, mareada, los pelos enredados de la paliza.

-Esto le ocurrrió en una zona urbana. ¿Qué habría pasado si hubiese sucedido en un área más alejada?
- Me mataban. Jamás creí que algo así podía ocurrir. A ver si te queda claro, tuve mucho miedo de que me matasen. Me dejaron esposada, toda lastimada. Entonces fuí a la fiscalía de Pacheco y los denuncié. Los empleados de la fiscalía no podían creer lo que contaba. Me mandaron al Cuerpo Médico Forense y estoy esperando el informe médico. También fui a una clínica porque oriné sangre y comprobaron el traumatismo de cráneo sin pérdida de conocimiento, más las lesiones por ahorcamiento. Por eso pido las cámaras de seguridad de lugar, porque van a tener que demostrar todo lo que dicen que hice. 

Otro caso de violencia con placa en el municipio

El Centro de Operaciones de Tigre (COT) fue creado por Sergio Massa en 2011 a través del sistema Alerta Tigre. Tiene a su cargo 100 efectivos policiales. Además, controla 800 cámaras de seguridad del municipio que son supervisadas por 300 personas las 24 horas. La fuerza de seguridad local cuenta con más de 30 móviles para el patrullaje en la vía pública. Una de estas unidades participó en el brutal ataque a Myrian Poblete, respaldando el accionar de los policías del CPC que agredieron a la mujer.

Pero la violencia en Tigre suele repetirse. La semana pasada se difundió un video donde se observa cómo dos agentes del COT muestran una violencia excesiva para reducir a un supuesto delincuente. El hecho ocurrió el jueves 23 a las dos de la tarde, a plena luz del día, en la Avenida Italia al 200.

"Date vuelta que te rompo la cabeza", le dice el agente al sospechoso, mientras le lanza dos golpes de puño con las esposas en una de sus manos. Después comienza a pegarle con las esposas en el hombro, mientras su compañera intenta arrastrar al detenido. En este caso, los efectivos del Centro de Operaciones de Tigre no sólo mostraron la violencia institucional en su estado puro. Además, no cumplieron con su objetivo: capturar y esposar al presunto delincuente. Ocurre que luego de la golpiza, el joven agredido logró fugarse y fue atrapado por los vecinos.

El hecho tuvo gran repercusión mediática, lo que provoco que las autoridades policiales del municipio de zona norte separasen a los agentes involucrados para investigar lo que ocurrió.

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