Finalmente, Damián “Bebe” Cano fue condenado a cadena perpetua por el delito de “homicidio doblemente agravado por alevosía y femicidio” al ser encontrado culpable de asesinar a María Eugenia Rojas.
De esta manera, Cano deberá cumplir su segunda cadena perpetua, ya que fue condenado anteriormente en la Cámara Penal Nº 3 por el crimen de Susana Aguilar.
Al finalizar el juicio, los familiares de la víctima expresaron su dolor al ver al asesino de la psicóloga, mientras Cano era trasladado al Penal.
El tribunal compuesto por los jueces Marcelo Soria, Patricia Olmi y Jorge Palacios decidió por unanimidad aplicar la pena de reclusión perpetua para “Bebe” Cano, en concordancia con el pedido del fiscal Ruben Carrizo y el representante de la querella, Enrique Lilljedahl.
Por su parte, Vicente Olmos Morales sostuvo la inocencia de su defendido y pidió que se absuelva a Cano por el beneficio de la duda, ya que para él no existían pruebas suficientes para responsabilizarlo por tamaño crimen.
Respecto al material probatorio, el fiscal consideró fundamentales las pericias científicas que encuadraron a “Bebe” en la escena del crimen, aunque para la defensa no existían datos precisos del día al que pertenecían. “Pudo haber sido otra persona u otras personas las que asesinaron a Rojas”, señaló Olmos Morales.
Los relatos de los testigos clave, como Gómez, el vecino de Rojas que escuchó ruidos en el departamento de la víctima y el patrón de Cano, que dijo que se despidió de él como a la 1.21, pudieron esclarecer la hora en que habría sido ultimada Eugenia, que según expresaron el fiscal y la querella sucedió entre las 3.17 y 3.25. “Sólo 10 minutos le tomó a Cano asesinar a María Eugenia Rojas”, expresó Lilljedahl.
Ante estas “conjeturas”, tal y como fueron tildados los alegatos del ministerio público fiscal y la querella, el defensor se refirió a que “Cano era muy amigo de Eugenia, nunca la traicionó”. Además, señaló que nadie vio ingresar ni salir del departamento de Eugenia a “Bebe” y que por ende, no pudo haber cometido el aberrante crimen.
No obstante, quedó en evidencia que las pruebas presentadas oportunamente por la fiscalía, respecto de las actas en las que Cano confesó haber sido el responsable de la muerte de Eugenia Rojas, además de las pericias realizadas a los celulares de ambos, sumado a las pruebas de ADN, fueron contundentes para ubicar a Cano en la escena del crimen y por lo tanto, para que el fallo emitido por el tribunal fuera unánime.
Pena única
Una vez finalizado el debate, el abogado querellante Enrique Lilljedahl manifestó que Cano no fue declarado reincidente, ya que este hecho sucedió antes de ser condenado por el crimen de Susana Aguilar. Por lo tanto el tribunal decidió unificar la pena de prisión perpetua para Damián Cano por los dos crímenes cometidos, el de Susana Aguilar y María Eugenia Rojas, aplicando una pena única.
“Descansa en paz, hijita”
Aunque María del Carmen Fernández Górgola (Maika), la madre de María Eugenia Rojas, prefirió no brindar declaraciones a la prensa a la salida del juicio, publicó un mensaje de agradecimiento a través de la red social Facebook: “A los amigos, familiares, conocidos y todos los que nos acompañaron en estos 2 años y medio que Euge partió, queremos agradecerles la fuerza, el cariño y la luz que nos dieron en cada palabra, en cada oración. Hoy finalizó el juicio y podemos cerrar lo judicial y quedarnos con su recuerdo de tantas travesuras y alegrías que nos dio. Descansa en paz, hijita”.
Hecho
El 29 de enero de 2013, en horas de la madrugada, Damián “Bebe” Cano se dirigió al departamento donde vivía María Eugenia Rojas, en avenida Virgen del Valle al 100, donde luego de mantener una fuerte discusión con su víctima, le asestó cuatro puñaladas que terminaron con su vida. Luego de matarla, intentó iniciar un foco ígneo en la habitación para ocultar el crimen, hecho que no ocurrió por razones ajenas a su voluntad.
Cabe destacar que Cano, además del crimen de la psicóloga, dos meses más tarde, utilizando la misma metodología, ingresó al departamento de calle Salta al 600, donde vivía Susana Aguilar, a quién ultimó a puñaladas y luego intentó prenderle fuego al cuerpo de la víctima.