Las redes sociales contribuyen a propagar la ansiedad y el estrés

Las redes sociales siempre dan que hablar y han generado importantes cambios en la vida de relación en todo el mundo. Ahora, investigadores del Centro de Investigación Pew Research (que brinda información sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan a los Estados Unidos y al mundo), con sede en Washington, afirma que Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, propagan la ansiedad y el estrés.

Según la institución, la información negativa trasmitida a través de las redes sociales se convierte en estrés psicológico para el lector, aumentando el riesgo de conllevar los problemas psíquicos y físicos que a menudo lo acompañan. Para efectuar su estudio, la institución encuestó a 1.801 personas.

Una experiencia

Anita R. (37 años) confirma lo que dice la investigación. Ella es dueña de un negocio, tiene tres hijos, y es usuaria habitual de Facebook. “Me pasó hace un tiempo que empecé a observar cambios en las cosas que subía mi primo al Face. Había dejado de poner fotos con su esposa. Y empecé a preocuparme. Me fijaba en lo que ella subía y tampoco había imágenes en las que estuvieran juntos. Ponía muchas frases de esas de tipo autoayuda. Comencé a preguntar a otros primos y, finalmente, confirmé que se estaban separando. De verdad, sentía mucha angustia cuando iba percibiendo esos cambios”, relata.

Síntomas principales

“Esto se ve especialmente a través de Facebook, porque esta red social no solo es la más utilizada actualmente, sino porque ha marcado una ‘nueva forma de generar intimidad’. En ella las personas comparten sus diferentes experiencias vitales, tanto las que consideran positivas como negativas. Sin embargo, el recibir noticias negativas de familiares y amigos pareciera incrementar el nivel de estrés de la persona y con ello la posibilidad de perder su salud psicofísica”, opina la psicóloga Sonia Díaz.

La profesional escribe, entre los primeros y principales síntomas, la ansiedad, angustia, tristeza, dificultad para desconectarse mentalmente del evento doloroso que le fue compartido, sentimientos de impotencia y enojo ante la situación. Añade que todo esto, sostenido en el tiempo, puede producir dolores de cabeza, contracturas, y otros malestares físicos.

Mayor conciencia

“Al parecer, el malestar compartido a través de las redes sociales tendría un efecto contagioso, en el sentido de que provoca tensión también en quienes leen tales publicaciones; y en muchos casos agregándose sentimientos de impotencia cuando se trata de seres queridos que se encuentran lejos y es poco lo que se puede hacer para ayudarlos”, subraya.

Explica que tal situación se encuentra dentro de lo que recientemente se ha llamado “estrés digital”. Esto es el incremento de los niveles de tensión en las personas a causa de distintos factores relacionados con los medios de comunicación (principalmente el uso de la computadora e internet), artefactos digitales, el desarrollo de multitareas (realizar varias actividades que exijan cualquier tipo de esfuerzo o concentración) y sobre todo el uso de las redes sociales.

Convivencia

No obstante, la psicóloga considera que no se trata de dejar de lado la tecnología, sino de aprender a convivir con ella desarrollando capacidades para utilizarla adecuadamente, esto es para que sea lo que es: una herramienta que facilite la vida.

“La clave, como en todos los problemas relacionados con el estrés, sigue siendo la capacidad para establecer límites. Esto es la capacidad de encontrar la justa medida entre lo virtual y lo real”, advierte.

Agrega que se debe discriminar entre qué información pertenece a la intimidad, y aquella información que al compartirla nos posibilita algún tipo de crecimiento/enriquecimiento.

“Compartir puede ayudar a exteriorizar lo que se lleva adentro y recibir de los demás palabras de afecto, consejos u otros puntos de vista; sin embargo muchas personas comparten situaciones conflictivas familiares, de pareja, laborales, sin ningún filtro, lo que no solo produce estrés en quienes las reciben, sino también ponen en riesgo a quienes la comparten de que la información suministrada masivamente sea mal utilizada”, finaliza.

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