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La nueva dinámica familiar, con casi todos los miembros trabajando, con núcleos pequeños y más envejecidos, imponen retos en la atención de los adultos mayores.
Marianela Esquivel es psicóloga especializada en la atención de cuidadores y conoce de cerca esta nueva realidad.
“Me tocó ver el caso de una cuidadora de 70 años a cargo de su mamá de 90. A la señora de 70 la iban a operar de los ojos y no tenía nadie que viera por su mamá. Toda una crisis”, comentó.
El impacto del cuido es grande. “La persona, si no encuentra apoyo en otros, se deprime y deja de ser persona para convertirse en cuidador. De ahí solo hay un paso para olvidarse de sí mismos”, comentó Esquivel.
Esa nueva dinámica familiar ha insensibilizado a muchos hogares. No hay solidaridad entre los miembros de la familia, especialmente, si son de distintas generaciones.
“Creemos que nunca vamos a envejecer; no queremos saber nada de las enfermedades, ni de la muerte, y no estamos en capacidad de sacrificarnos por un ser querido”, dice Esquivel.
“Ese es un trabajo sin remuneración, pero de una altísima responsabilidad y con gran desgaste físico y emocional”, agregó Zulema Villalta, presidenta del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam).
“Vamos a tener una persona cuidadora que, en su etapa adulta mayor, va a estar desgastada y enferma. Y esto también tiene que verse”, advirtió Villalta.
Es común que no haya colaboración equitativa en la familia, dice Esquivel, a partir de los casos vistos.
“A los hijos se les olvida que es la mamá o el papá y todo el mundo se va. La gente no maneja ese rol, siguen sus vidas; vuelven a pasear, a salir, se le pasó el show del asunto. Eso es lo común”, manifestó la psicóloga.