Por: Gustavo Trinidad
La psicóloga forense y perfiladora criminal Adriana Savio trabaja con violadores, asesinos, victimarios de violencia doméstica y es una de las pocas profesionales que lo hace.
Asegura que Uruguay está en un gran debe en esa área y se pierde así de aplicar una buena prevención a las víctimas o a futuras víctimas. “Para hacer una buena estrategia de prevención necesitás saber cómo va a moverse el victimario. Si no conozco la cabeza del tipo no sé cómo lo agarro”, explicó en dialogo con LA REPÚBLICA. Hace poco más de un mes editó su libro “Yo nací muerto”, sobre asesinos seriales y ahora prepara su segunda edición.
¿Ha cambiado el perfil de la delincuencia en Uruguay?
Lo que me preocupa es que hay como determinadas culturas que está importando. Desde determinadas músicas por ejemplo. Lo ves con gurises que están asociados a pandillas y por eso se identifican con determinadas músicas, con “héroes” del mismo ambiente. Empieza a haber identificaciones sicológicas que se asimilan al acto criminal desde la identificación. Se empieza a corporizar estructuras criminales mucho más difíciles de combatir. Es mucho más peligroso. El pibe que se crió y no tiene a nadie que le importe, no le importa nada. Si tiene que matar va a matar.
Si además integra una cultura criminal organizada…
Mirá, a mí un gurí de 15 años, que lo estaba tratando, me decía maestra. “Mirá maestra yo paso merca y si un día me pegan un tiro y aparezco muerto en una cuneta, no me importa, porque a nadie le va a importar”. Entonces se transforman en armas humanas.
Ese perfil explicaría también el incremento de los ajustes de cuentas, que son un porcentaje importante de los homicidios. ¿Pero cómo se puede trabajar sobre ese tema que escapa a toda prevención policial y sin embargo produce una gran inseguridad en determinados barrios?
Mirá, yo trabajé varios años en Casabó en un contexto de zona roja. Salimos a los pasajes a trabajar en las casas y nunca nos tocaron un pelo, nos apreciaban mucho. Una vez yo estaba atendiendo a dos personas que después me enteré que eran dos cabecillas de dos bandas que estaban enfrentadas por cuestiones de límites y se daban problemas de todo tipo. Ellos se quedaron desajustados cuando se dieron cuenta que yo atendía a los dos bandos. Entonces decidimos aprovechar la oportunidad y tratar de reunirlos. Se juntaron los dos cabecillas, yo estaba en el medio. Se hizo un trabajo de mediación muy interesante. Y justamente esto que suena utópico, pero no lo es, desarmaron con diálogo. Sin duda la violencia se puede desarmar con diálogo. Lo que pasa es que en algún momento alguien tiene que poner el cuerpo para que aparezca el diálogo. Y no te hablo como si fuera Ghandi pero si no, entrás en el juego y cada vez vas precisar más violencia para ir contra la violencia. Pero la violencia se duplica en devolución. Esto terminó bien porque acordaron determinadas cosas, cosas de territorio, pero se desarmaron.
Trabajás mucho sobre el victimario. Se está impulsando una red de victimario de violencia doméstica, ¿en qué está eso?
El problema es que acá nadie quiere trabajar con el victimario. Yo he trabajado con violadores. Trabajar con el victimario no es decir que es un pobrecito y que vamos a hacer una reconstrucción en su cabeza. Eso no existe. Si tiene una estructura perversa es imposible. Al perverso le gusta hacer sufrir y tiene una oscuridad psíquica que es muy difícil sacarlo. Por ejemplo el agresor sexual compulsivo. Quien disfruta del sufrimiento de la víctima es muy difícil que vos puedas reconstituir algo. Pero hay victimarios que no son así.
Esto también redunda en beneficio de la víctima.
En una cosa que en tercer lugar beneficiará al victimario. En primer lugar se trabaja con el victimario para poder ayudar a la víctima. Porque trabajás desde la prevención. Si yo no sé cómo el tipo piensa; no sé cómo lo agarro. Puedo identificar según los rastros que me deja qué tipo de cabeza tiene. Por ejemplo en Colombia, se hizo un estudio que identifica todos los elementos que los violadores compulsivos ven en las mujeres. Eso se hizo con encuestas que hicieron en las cárceles.
¿Eso en Uruguay no se ha hecho?
No y sería importante poder hacerlo. El problema es que los profesionales de la Salud no quieren trabajar en cárceles y menos en eso. Nadie quiere ir a hacerle una entrevista a un violador. Está claro que tenés que estar muy preparado vos psicológicamente para poder hacerlo. En mí caso que soy mujer tenés que sostener cosas muy complejas. A mí lo que me pasó es que tuve mucha experiencia previa a trabajar con violadores, en contexto muy rojo, con abusadores sexuales infantiles. Me llegaban los abusadores o sospechosos de haber abusado a hablar. El equipo me decía que no podía venir a hablar. Pero al contrario yo quería hablar con él porque necesitaba información para el caso.
¿Y se conseguían buenos resultados?
Sí se conseguían. Por ejemplo recuerdo el caso de una niña de dos años y medio. La madre había venido por otra cosa pero vimos la conducta de la niña y sospechamos. Descubrimos un caso de abuso infantil perpetrado por el hermano de 18 años todos los días, habilitado por la madre para poder cobrar la pensión del hermano y a su vez la madre la entregaba a la niña como un objeto a cambio de que el padre, porque estaban separados, le diera dinero. Y se aparecieron los dos. Mientras íbamos preparando la denuncia legal, íbamos teniendo elementos para trabajar con la niña, de acuerdo a su edad lógicamente. Pero ella aprendió a identificar lo que no se tenía que dejar hacer. Se trabajó con la escuela. Recuerdo una vez que estábamos con ella y llegó el hermano, porque en un momento el hermano se pensaba que no sospechábamos nada de él, yo habilitaba que entre. Entonces la niña estaba en la sala de espera y sentimos que gritaba y salimos enseguida. Y ella había aprendido cosas y no dejaba que el hermano la tocara de determinada manera. Para eso necesitás saber el funcionamiento de quien la oprime. Para hacer una buena estrategia de prevención necesitás saber cómo va a moverse el victimario.
EL TRABAJO EN LA ESCENA DEL CRIMEN
¿Qué es ser psicóloga forense y perfiladora criminal?
¿Qué es y como trabaja una psicóloga forense y una perfiladora criminal?
La psicología forense es la búsqueda de pruebas o indicios que pueden servir como información para el juez. En cuanto a la perfilación dentro de lo psicológico, tiene un contacto mayor con los integrantes o participantes de una escena criminal. Tanto si los conocemos como si no. En el caso que no los conozca justamente lo que puedo es perfilar en base a lo que se lee como huellas psicológicas en la escena del crimen. Podemos analizar qué tipo de características psicológicas puede tener el victimario y también la víctima. Sobre porqué el victimario eligió a esa víctima como a veces la víctima se siente atraída por el victimario. Puede dar mucho conocimiento para la investigación criminal.
LA DELINCUENCIA EN LA PRENSA Y LOS SUICIDIOS
Cuando el silencio no es una virtud
¿A nivel del tratamiento del delito en la prensa cómo ve a Uruguay?
He visto cambios interesantes de tres años ahora. Porque hay más permeabilidad, y no digo con esto que tengamos que volvernos amarillistas. Antes se ocultaba muchísimo, se tapaba muchísimo, igual se sigue haciendo pero menos. Y las fuerzas policiales se especializan mucho más y eso ayuda. Por ejemplo en violencia doméstica. No lo veo como algo peligroso, sí hay círculos de poder y a nivel político que no les conviene que se sepa. Eso nos tira para atrás como sociedad. Nosotros necesitamos conocer. Si la población está informada no se va a volver más violenta, ni más perseguida, en realidad lo que se consigue es bajar los niveles de persecución frente a determinados temas. Es más persecutorio algo que no conozco que algo que sí lo conozco. Por ejemplo hay maestras en los jardines de infantes que perciben cosas que no saben cómo denunciar, cómo identificar. Esa realidad es mucho más peligrosa que si estuvieran informadas y preparadas para actuar.
El silencio a la uruguaya. Ha pasado mucho con los suicidios, no se hablaba pensando que eso era como incentivarlo. Ahora en Uruguay mueren más personas por suicido que por homicidios o accidentes de tránsito.
Por dar información no estás incentivando a la gente a que lo haga. Te lo digo desde el punto de vista psicopatológico, es muy raro que alguien se vea seducido por tener información. Acá las instituciones sanitarias no están haciendo un buen seguimiento de las poblaciones con ese riesgo. El suicidio es muchas veces un intento de trascender, de trascender las leyes existenciales. Es decir a mí la vida no me saca la existencia, sino que soy yo que elijo sacársela.
“ATRÁS DEL CRIMEN HAY ACTOS PREVIOS QUE LO PUEDEN EVITAR”
Los asesinos seriales y el caso de Maldonado
Me decía que en Uruguay no hay prevención para las víctimas futuras.
A nosotros nos pasa que nos quedamos pegados en el acto criminal. Pero atrás del acto criminal hay muchos momentos previos que se pueden identificar y evitar el desenlace fatal.
Su libro entonces puede servir para dar una luz de alerta sobre ciertas conductas
Exacto. De hecho tomo elementos de la neuro psicología criminal que es una ciencia de última generación del ámbito forense que investiga cómo nosotros podemos de alguna forma haciéndonos cargo de la faceta criminal, porque es una de las caras que tiene la humanidad. El crimen es parte de la humanidad. No es para justificarlo, pero sí es una conducta tan esperable como otras, desgraciadamente. La neuro psicología criminal busca cómo analizar la conformación neuro psicológica y detectar que tiene elementos que lo pueden transformar en una persona peligrosa para otros. Un elemento claro es cuando fallan los vínculos maternos. Nosotros nos debilitamos, la consideración hacia el otro también. Si no tuvo cariño, amor, no puede devolver lo que a él nunca le dieron. ¿El que mata no siente en el momento que asesina misericordia frente a la persona?. En esas cabezas no aparece.
No tenemos muchos casos de asesinos seriales en Uruguay, el último caso podría ser el de Maldonado. Ese joven que mató a tres personas, dos hermanos y una joven meretriz. El primer crimen fue por encargo, hubo dinero de por medio.
Sí, sin importar el hecho de haber recibido dinero. El segundo homicidio que comete es catapultante. El público estimó que el primero y último homicidio fue por un tema de dinero separando el segundo. En realidad para él, el segundo homicidio es clave. El quería tener una relación sentimental y frente a la furia que siente pasa al acto del homicidio. Por más que sea por razones afectivas es clave para él.
Deja ver una personalidad que si algo lo complicaba lo sacaba del medio y chau
Es el sentimiento de desvitalización. Las madres de estos muchachos, no es por culpar a las madres pero son mamas que tienen incapacidad de transmitir afectividad al hijo. Eso lleva a que el hijo vea a los afectos siguientes como un objeto. Si yo tengo que quitar la vida a alguien que me molesta lo voy a hacer, porque es un trámite para él. El otro es interpretado como un objeto. En este caso la que lo entregó fue la madre. Ella dijo cometió delitos y yo lo voy a entregar. Pero pregunto: ¿cuántas madres harían eso de verdad? ¿Cuántas interpretan que entregarlo es protegerlo?