Como cada año por estas fechas, los títulos de las diferentes categorías del Mundial de Motociclismo empiezan a decidirse. Los pilotos implicados en la lucha por los campeonatos afrontan enormes dosis de presión ante lo mucho que se juegan en cada curva, en cada adelantamiento, en cada decisión que toman sobre una motocicleta a 200 Km/h. De cómo la gestionan depende, en gran medida, sus opciones de éxito.
Fue sorprendente escuchar a Marc Márquez reconociendo que había sentido una gran presión en las carreras previas a la de Japón, cuando se aseguró el campeonato. Como también lo es ver la aparente tranquilidad con la que gestionan este trance Alex Márquez o Tito Rabat, un piloto que ha pasado, en tres años, de ser ‘invisible’ en el paddock a luchar por lo máximo.
Para entender un poco mejor cómo afronta un piloto este tipo de situaciones, hemos pedido la opinión a un experto cualificado: Eva Molleja. Esta catalana, doctorada en psicología y Master de psicología deportiva por la UAB, Universidad de Lovaina y de Ámsterdam, se ha especializado en la rama deportiva de su profesión y ha trabajado, entre otros, con pilotos como Jordi Torres, Ricky Cardús, David Salom, Adam Raga, Jordi Viladons, Isaac Viñales o Tito Rabat, quien el próximo domingo puede proclamarse Campeón del Mundo de Moto2 en Malasia.
El blog de Eva Molleja:
La psicología deportiva en el mundo del motor, gran ejemplo: Tito Rabat
El deporte del motor es un deporte con aspectos comunes a otros, pero con particularidades inexistentes en otros tantos. Es por ello que el trabajo psicológico que se realiza con los pilotos en bastantes cosas es semejante a otros deportistas, pero el conjunto de factores como, la edad de inicio, la edad de la popularidad, la responsabilidad de manejar un coche o moto y su complejidad mecánica, la variabilidad de donde se compite (circuitos/países/calendario), la cantidad económica que existe tras ello, la repercusión mediática, lo poco que te permite entrenar con tu coche o moto, el que no exista la figura del entrenador, etc., lo convierte en un deporte con unas necesidades psicológicas de trabajo muy evidentes e importantes para compensar todos estos aspectos.
(Foto: Eva Molleja, doctorada en psicología, durante un gran premio de MotoGP)
Cuando se trabaja con edades jóvenes, se hace mucho más fácil el trabajo porque no hay manías adquiridas y menos problemas enquistados, pero por desgracia no es lo más común, aunque yo si que tengo el honor de trabajar con chicos de 10 y 11 años. Eso no quita que porque vengan más mayores no se puedan conseguir grandes avances, lo que pasa que hay que invertir más tiempo y compromiso.
Las principales demandas de trabajo en el mundo del motor suelen ser tales como el exceso de tensión en la qualy o en la carrera, rendir más en entrenos libres que en los oficiales, agobiarse y pilotar mal cuando llevas otros pilotos detrás, bloquearse en la salida, coger miedo por alguna mala caída, perder la confianza por malos resultados, perder la concentración con facilidad en la carrera, cometer errores tontos en carrera o bien tomar malas decisiones a la hora de adelantar. Estos serían los ejemplos más comunes que te llegan como demandas.
El trabajo psicológico consiste primeramente en conocer bien a la persona y su entorno, establecer unos objetivos de trabajo prioritarios para mejorar el rendimiento y mediante la toma de conciencia, la reestructuración cognitiva y el entrenamiento en técnicas para potenciar las habilidades psicológicas se consigue optimizar las capacidades del deportista.
Los 15 años que llevo vinculada al mundo del motor, tanto por la parte personal como la profesional, te dan un ventaja en el desarrollo de mi profesión en este deporte que te permite un trabajo más detallado y hecho a la medida de cada piloto con el que trabajas, al final te sientes por un lado como un sastre que hace el traje a medida, y un artista que le pone la pasión.
En el caso del trabajo con Tito Rabat, puedo decir que hacemos un buen equipo y que me siento muy satisfecha de tenerlo como uno de mis pilotos, aunque él tiene un rinconcito especial, eso significa que la confianza es muy grande, así como el buen rollo que tenemos y profesionalmente compartimos la búsqueda de la superación, así que se hace fácil trabajar con él y disfrutar con ello. Después de tres temporadas juntos ahora es cuando más la gente lo puede notar, es normal, pero también es cierto que la gente se fija más en él, con ello quiero decir que sus avances ya se hacían evidentes la temporada pasada y no hay tanto de diferente con el de ahora, lo que pasa que este año han acompañado otros factores que han rematado la faena, ya que psicológicamente hablando el groso de trabajo fue el año pasado.
(Foto: En la imagen, la psicologa deportiva junto a Tito Rabat, uno e los pilotos con los que colabora)
Cuando habla y cuando actúa marca una diferencia en como enfoca sus objetivos, siempre van hacia la tarea y hacia la mejora, y donde lo que importa es lo que el controla, allá los otros, y donde no se da por vencido nunca hasta persistir en ello, todo ello son grandes ejemplos de la buena mentalidad que ha llegado a conseguir, lo hace fuerte por si mismo.
El trabajo de la presión por ser líder o ser favorito antes de hora no se puede trabajar cuando ya lo eres, esto es poner un parche, que durará hasta que se vuelva a pinchar la rueda, como se debe trabajar es con previsión y método, tal como hicimos desde la pretemporada, así que durante la temporada solo se pulen determinados aspectos que vayan surgiendo.
De él destacaría que disfruta muchísimo con lo que hace y esto es un punto muy importante, porque si te paras a pensar, cuando te inicias en un deporte, te inicias porque te gusta, porque te lo pasas bien, así que si pierdes la esencia de lo que te atrajo a este mundo pierdes la base del éxito deportivo.
Eva Molleja
Psicóloga deportiva. Nº colegiada: 18531