Hay etapas en la vida donde el cambio es inminente. Cuando sabemos que se acerca tenemos dos opciones: adaptarnos de la mejor manera posible o resistirnos. Esto sucede cuando estamos a punto del retiro. De pronto nos percatamos que nuestra rutina de vida cambiará por completo, situación que puede producir tanto emoción como miedo.
La psicóloga clínica Yazmín Deynes explica que el proceso de retiro representa un cambio significativo en la vida que impacta el aspecto social, ocupacional y económico y que se puede experimentar como un proceso de pérdida en muchas ocasiones. “A pesar de que en muchos casos es esperado a lo largo de la vida con optimismo y motivación, cuando llega el momento se puede experimentar tristeza, resistencia al cambio, sentido de impotencia, inadecuación y el sentirse que ya no se es útil para el ambiente laboral”, explica.
Este sentido de pérdida, que se manifiesta de diferentes formas en cada persona según el propio significado que le den, no solamente se refiere al aspecto laboral, sino también a la posibilidad de sentir que perderemos el ingreso económico y la interacción social, particularmente con los compañeros de trabajo.
Además, las razones detrás del retiro pueden definir el estado emocional que posiblemente tendremos ante el proceso. “Algunas personas se ven obligadas a retirarse como consecuencia directa de los problemas asociados al proceso natural de envejecimiento, enfermedades o porque así lo exige su lugar de empleo. El retiro no planificado o no aceptado podría desencadenar en alteraciones significativas del ánimo, por ejemplo, depresión y ansiedad", explica la psicóloga e hipnoterapeuta Joan Rolón Cortés.
Es por esto que resulta importante contar con un proceso de preparación previo al retiro que ayude a aminorar los sentimientos negativos y podamos sacarle el máximo provecho a la posibilidad de adoptar un nuevo estilo de vida.
“Para hacer un ejercicio de planificación adecuado es conveniente que la persona evalúe objetivamente su posición ante el tema del retiro. Cuando hablamos de evaluarse a sí mismos de una forma objetiva, nos referimos a dar una mirada profunda a nuestros pensamientos, necesidades y sentimientos”, expone la psicóloga.
Para esto, la estabilidad emocional y la claridad mental son claves. “Cuando se encuentran en el proceso de preparación haciendo el análisis objetivo de sus pensamientos, necesidades y sentimientos, es el momento preciso para cubrir todas las necesidades que puedan identificar en dichas áreas”, detalla Rolón Cortés, quien aclara que estas fase de introspección no siempre es sencilla, por lo que en ocasiones se requerirá apoyo psicológico en el camino.
Mientras evaluamos, se necesita estimar las ventajas y desventajas de qué está cambiando y qué estamos “perdiendo”. Según Rolón Cortés, es necesaria la realización de planes antes del retiro que contribuyan a mantenernos ocupados tanto en actividades sociales como personales que nos ayuden a “continuar satisfaciendo nuestras necesidades emocionales de socializar y sentirnos útiles, aunque desde otro lugar u otra perspectiva".
Por su parte, Deynes destaca que aunque es bueno hacer planes previos a la jubilación, nuestras expectativas deben ir acorde con la realidad, de manera que nosotros mismos no perjudiquemos nuestra salud emocional. “Debemos ser realistas y reconocer que tal vez no ocuparemos 40 horas semanales, pero al menos las suficientes para mantenernos con sentido de utilidad, evitar la depresión, manejar la ansiedad y con paz mental”. Una estrategia para esto es que la planificación se haga en torno a actividades específicas que sabemos que vamos a cumplir.
Establecer metas realistas incluye tomar en consideración el desarrollo de estas, la planificación financiera y la integración social. Para esto, la experta dice que es importante no aislarnos. Por el contrario, exponernos a distintas situaciones sociales hará que la transición sea más saludable.
Del mismo modo, la familia y los amigos pueden contribuir a la adaptación tanto previa como después del retiro. “Pueden ayudarnos a identificar áreas de interés en donde podemos involucrarnos, así como en la identificación de metas no realizadas y que de alguna forma podamos realizar o satisfacer desde el retiro/jubilación”, según Deynes, quien a su vez dice que el acompañamiento familiar y no sentirse solo es igual de necesario.
“La familia y amigos en ocasiones se convierten en una red de apoyo sólida, encargándose de ayudar a la persona a sentirse cómoda y privilegiada ante las oportunidades que le brindará el retiro. Sin duda alguna, la jubilación también trae consigo la oportunidad de fortalecer los vínculos afectivos con sus familiares y amigos", explica, por su parte, Rolón Cortés.
Igual de importante para nuestro bienestar será mantener una autoestima balanceada, pues la percepción que tengamos de nosotros mismos definirá las posibilidades que veamos en nuestro futuro. Sobre esto, Rolón Cortés recalca que “la autoestima es un concepto amplio que nos permite definir cómo se ve y cómo se siente la persona consigo mismo. Más allá del agrado por su apariencia, es el grado de aceptación y valoración, entender que es capaz, que es útil sin importar la posición o o circunstancias en las que se encuentre”.
Fases del retiro
La psicóloga clínica, Yazmín Deynes, explica que a nivel psicológico el proceso de retiro se trabaja “contemplando las mismas etapas de la pérdida: negación, coraje, depresión, especulación y aceptación”. No obstante, hay otros modelos como el de Robert Atchley, director del Departamento de Gerontología de la Universidad de Naropa, en Estados Unidos. Algunas de las fases que presenta Atchley son:
Etapa remota: no te preocupas tanto por el retiro aunque lo piensas.
Fase cercana: comienzas a planificar y contemplar cambios.
Fase de luna de miel: hay optimismo y motivación entrando en el proceso.
Fase de desencanto: te deja de gustar, hay aburrimiento y sentimientos negativos.
Fase de reorientación: surgen planes reales, cambios satisfactorios y de estabilidad.
Consejos
Evalúa tus necesidades emocionales y ocupacionales.
Haz tu planificación en lo que concierne tus finanzas y vida social.
Desarrolla itinerarios de actividades variadas.
Retoma los ‘hobbies’ que dejaste a un lado.
Busca actividades que te mantengan ocupado.
Rodéate de amigos y familia que puedan ser de apoyo emocional.
Fomenta el pensamiento positivo.
Manten una buena autoestima.
Busca ayuda profesional para enfrentar los retos de la jubilación.