La atención psicológica a migrantes es una necesidad poco atendida, asegura Bernadette Eguía, egresada de la licenciatura en Psicología del ITESO, ya que los albergues y organizaciones que apoyan a este sector se abocan a satisfacer necesidades como la alimentación y el vestido.
Fue mediante el proyecto de aplicación profesional de la institución que la entonces estudiante pudo colaborar con la Iniciativa Kino para la Frontera en Nogales. Ahí, comentó que atendió a personas recién deportadas o en tránsito, las cuales en su gran mayoría, vivían crisis, algunas derivadas de la incertidumbre que tenían por ser deportados luego de haber llegado a Estados Unidos cuando bebés, y otras, por la separación familiar, porque sus hijos se quedaban del “otro lado” por ser ciudadanos americanos, mientras que los padres eran deportados.
“Hay muchísima violación y secuestro; víctimas del crimen organizado, de las policías, de las autoridades oficiales; están los traumas de ver muertos en el desierto, de ir acompañados y regresar solos y de estar secuestrados por más de dos semanas”, explicó la psicóloga.
Tal es el caso de Patricia (nombre ficticio) que tenía su vida en EU junto con su esposo y sus tres hijos. Él fue detenido y ella deportada. En uno de sus intentos por regresar con su familia fue llevada —con la promesa de obtener papeles para cruzar la frontera— a una casa de trata de personas vinculada con el narcotráfico. Afortunadamente, dijo Eguía, pudo ayudarle a sobrellevar el transe y Patricia logró cruzar nuevamente la frontera.
Atender la crisis emocional de las personas en tránsito, evalúa la egresada, podría ayudarlas a no tomar decisiones precipitadas que las lleven a la muerte, por lo que ya elaboró un manual de intervención en crisis que espera poder llevarlo a más albergues para capacitar a quienes están en contacto con migrantes.